Solo de nuevo, en ‘Amar es para siempre’

La detención de Luisita y Amelia dura poco y, gracias a la intervención de Gabriel, son liberadas. Ninguna de las dos sospecha que él también fue el culpable de su arresto.

Benigna está pasándolo realmente mal por la vuelta de su pasado y Quintero es su mayor apoyo: “Debes mostrarte tranquila delante de Ciro y ni se te ocurra nombrar a Máximo Pedrosa”. La dueña del King’s deja también las clases particulares con Rocío para evitar problemas.

Ilusionado, Jesús queda con sor Teo, la monja que lo crío, sin esperar lo que viene a comunicarle: “Me veo obligada a contarte que Romi no es tu madre”.

En su estado de locura mental, Gabriel sigue demandando a Natalia que le dé el “sí, quiero”, pese a que es evidente que la chica no siente nada por él. Aun así, la encierra en la suite nupcial para demostrarle que no puede escapar de su destino: casarse con él.

Tras presenciar una pelea entre Álvaro y Miguel, Carolina se pone de parte del ilustrador, mientras Nieves, agobiada, deja su puesto de trabajo: “Es lo mejor que puedo hacer por la revista”.

Según Ascensión es una vergüenza que una de sus empleadas haya estado en el calabozo y llama a Amelia a su despacho: “Sería un escándalo si los clientes se enterasen. Deja el uniforme en la taquilla al irte esta noche”.

En su particular investigación sobre la muerte de Covadonga, Carlos convence a Silvia para conseguir la prueba que necesita y así evitar la boda de su hermano y Natalia: “Lo haré por ti y por mi amiga”.

Además, para su plan, necesita la colaboración de su madre. “¿Podrías facilitarme el documento de la tutoría legal de Mónica?”, le ruega sin decirle por qué lo busca.

Finalmente, la presión supera a Benigna y confiesa a Ciro que ella mató a Máximo Pedrosa. “Fue en defensa propia”, afirma.

Entre tanto, Alfonso teme que Carolina descubra sus tejemanejes en la revista y trata de que deje su puesto. “Tú vales más y mereces algo mejor”, insiste. Por su parte, Nieves está pasándolo especialmente mal desde que se fue pues cree que la decisión le hace estar cada vez más lejos de Álvaro.

Al volver a casa, Luisita ve a Amelia en el piso a una hora inusual. Al saber que la han despedido se queda de piedra. “Es una injusticia. ¿Qué más nos puede pasar?”, se lamenta la pareja.

Justo cuando tiene dudas de si seguir en la interpretación, a María le llega una oferta difícil de rechazar. “Ahora que no tengo ya interés, me llama”, dice a Ignacio, que también pasa por un mal momento pues está a punto de quedarse sin licencia de abogado.

Con su último cartucho, Carlos logra parar la boda de Natalia, desatando la guerra con su hermano y su madre.

Al menos Benigna está más tranquila y consigue dar carpetazo al pasado. “A veces es mejor enfrentarse a él para conseguir superarlo”, piensa.

Conseguir lanzar una revista de calidad depende en parte de la reconciliación de Álvaro con sus compañeros. “El ambiente de trabajo es importante. Os pido perdón”, dice más que nada para ver el número de ¡Hasta luego! en el quiosco. Aun así, se ve forzado a que sea vespertino.

Si Jesús se ha quedado impresionado porque Romi no es su madre, esta más aún al conocer la verdad por Quintero. “Es imposible que no sea mi hijo”, dice la limpiadora sin poder evitar que le broten lágrimas de los ojos. “Parece ser que ha habido un error de documentación. Tu hijo biológico vive en América”, concluye.

Gabriel considera que Carlos y Natalia le han traicionado, pero al menos cuenta con el apoyo de Ascensión y Mónica.

Cansadas de tener que esconderse, Amelia y Luisita planean irse a California