Secuestro fingido en ‘Amar es para siempre’

Ante la angustia de Julia, Valverde asume la investigación de la desaparición de Armando y le comunica que todo apunta a que se trata de un secuestro. “Es uno de los empresarios más conocidos del país. Hace mucho que está amenazado, pero os lo ocultaba para no preocuparos”, asegura.

Mientras, los Gómez sufren por Manolín y creen que el único que puede convencerlo de que deje la imprenta y retome los estudios es Pelayo.

Sin embargo, la reacción del chico es nefasta pues le interesa más formar parte de la pandilla de Los Flechas que de su familia.

Por pena, Jacobo ha conseguido convencer a sus jefes para quedarse en el hotel, a pesar de su crisis con Lourdes: “Mi situación personal no debería influir en la laboral. Creo que merezco una oportunidad”.

Bruno llega al barrio y no deja ni a sol ni a sombra a Marina. “Estás muy rara y distante”, dice y con ello impide que su novia, deseosa de aclarar qué pasó entre ellos, se acerque a Fede.

El viejo caso de Rodolfo, el fallecido marido de Cristina, se reabre, lo que complica la relación de esta con Lenin. “Tienes que pasar página”, insiste ante su evidente abatimiento y cambio de humor.

La Nochevieja hace imposible tapar más la desaparición de Armando. “Tengo que ser sincera. No se ha ido de viaje, está secuestrado”, cuenta Julia a su hija mayor y se abrazan como hace tiempo. “¿Está al tanto la policía?”, pregunta. “Lo lleva Valverde con discreción; es mejor que no se haga público”.

Para disgusto de los Gómez, Manolín prefiere ir en Año Nuevo con sus amigos que con su familia. “Al menos come con nosotros y luego te marchas”, le pide Manolita sin éxito.

Quien se arma de valor es Curtis, declarándose a Sofía justo al terminar las campanadas. “Eres la mujer más especial que he conocido en mi vida”, afirma y aunque ella responde de manera muy positiva, una visita inesperada da un vuelco a la historia: Arturo, el exmarido de la camarera, se presenta por sorpresa con pensamientos de reconquistarla.

También Marina tiene que aceptar la realidad: está enamorada de Fede aunque siga organizando su boda con Bruno. Al ver que no paraliza la celebración, este pierde la esperanza. “Es ridículo que intente estar con ella. Al fin y al cabo solo fue un beso. Se nos olvidará pronto”, explica a Mateo, con voz de no creérselo ni él.

Su experiencia en París está resultando de los más enriquecedora para su carrera, pero eso no impide a Amelia volver a casa por Navidad.

Algo nerviosa, se presenta en El Asturiano. “Luisita no tiene ni idea de que estoy aquí. Sé discreto”, ruega a Marce, su cómplice.

Hace días que no se sabe nada de Armando y las hermanas Eguía se desesperan. “¿Le habrá pasado algo?”, comentan asustadas. Ignoran que se trata de un plan ideado por el empresario para culpar a Guillermo y conseguir que llevarlo a la cárcel.

Además, Julia e Irene están cada vez más preocupadas por las sibilinas amenazas de Jacobo a Lourdes, algo que tienen que parar como sea: “Tu puesto de trabajo está en juego. Ten cuidado y céntrate en ello”. Al fin se recibe una carta con noticias de Ordóñez que, por desgracia, no son buenas

En el bufete, Lenin y Cristina se muestran cómplices, y más desde que el primero cerró el caso de Rodofo. Galán está contento por la cercanía que nota en sus compañeros y propone un brindis.