Una tragedia anunciada; ‘El secreto de Puente Viejo’

Manuela sale del coma y todos se arremolinan en su cama para saber qué le sucedió. Doña Begoña y Rosa temen que hable, pero se alegran cuando cuenta que tropezó y que la señora la ayudó.

Sin embargo, poco después Encarnación va a visitarla sin que nadie lo sepa y a ella le dice la verdad, que su patrona intentó matarla arrojándola por las escaleras. Aunque cree que volverá a intentarlo, decide quedarse en La Casona para proteger al señor y a sus hijas.

Siguiendo el consejo de Tomás, Adolfo interroga a don Ignacio sobre Jean Pierre. El señor esquiva las preguntas, pero más tarde se sincera con Pablo: “El francés es un sinvergüenza, sedujo a la marquesa y trató de robarle. Cuando lo descubrí, lo amenacé con demostrar que asesinó al marido si no se iba y ahora ha vuelto. Doña Isabel siempre me ha culpado de boicotear aquel romance”.

El muchacho se queda perplejo y le insinúa que estaba enamorado de la señora. Él no lo niega, pero le asegura que solo actuó así para protegerla.

Francisca nota triste a Raimundo y le pregunta qué le sucede. Se queda perpleja cuando, a través del sistema que ha ideado, le responde que quiere morir. Lo mismo le expresa a Emilia y ambas se prometen no ayudarlo a cumplir su deseo. La Montenegro se lo pide también a Matías, que acepta aunque cree que la manera de expresar el amor a un ser querido es terminar con su sufrimiento.

La marquesa ruega a Jean Pierre que se quede en Puente Viejo pero él, que tiene otros planes, utiliza a Solozábal como excusa. Ciega de amor, le insiste: “Ahora que somos parientes creo que conseguiré convencerlo de que la muerte de mi esposo fue en realidad un accidente”.

En el ayuntamiento, Alicia escucha un ruido extraño y empuña el abrecartas para defenderse. El color vuelve a su rostro cuando se da cuenta de que es Mauricio, que la interroga sobre su salvador. Ella le insiste en que no lo reconoció porque llevaba la cara tapada, le esconde sus sospechas de que se trata de Tomás. Poco después, y tras suspender la investigación, la alcaldesa recibe en un sobre una bala con su nombre.

Pablo y Carolina comunican a la familia que desean casarse pero don Ignacio y doña Isabel coinciden en que son demasiado jóvenes. Una vez solos, ambos acuerdan hacerlo igualmente y huir si fuera necesario. Como si se lo imaginara, Manuela, que ya está recuperada, le menciona esa posibilidad al señor.

Es de noche y Marta espera a Ramón para intentar mejorar la convivencia, pero él llega borracho y ansioso por pagar, una vez más, su ira y frustración con ella.

A la mañana siguiente, Adolfo, que nota cada vez más deprimida y apagada a su cuñada, vuelve a discutir con su marido y doña Begoña los llama al orden. Más tarde, la señora encuentra llorando a su hija y esta le explica que está más sensible por el embarazo.

Tomás revela a su hermano que Jean Pierre es su padre al saber que Solozábal no le ha contado nada. Adolfo se queda impactado y va a exigirle una explicación a su madre, a quien encuentra con el amante.

La marquesa, abochornada, no acierta a explicarse. Es el francés quien apacigua al joven y lo convence de que acabará aceptando la realidad.

Los gritos de auxilio de Ramón ponen en alerta a los habitantes de La Casona, que lo ven bajar con Marta, inconsciente y golpeada, en brazos.

Al ver sangre en el camisón de la chica, Manuela tiene claro lo que ha sucedido y acusa al hombre de haber matado a la criatura que lleva su esposa dentro. Él médico lo certificará poco después.