Un amor imposible; ‘Amar es para siempre’

Tras el fracaso de Lourdes, Irene interviene y localiza a David, consiguiendo que declare contra su examante a cambio de dinero. “Lo haré y no por esto. Suena mal, pero me hace feliz ir en su contra. Me trató como una marioneta”, asegura.

Finalmente, el abogado testifica y demuestra que Galán es una víctima. “El señor Ordóñez preparó una trampa acusado
pertenecía a los Grapo. Tengo pruebas”, declara sin miedo.

Quienes están ilusionadas con su futuro son Amelia y Luisita. Tanto es así, que deciden irse a vivir juntas. “¿Te parece pronto? Yo estoy deseando despertarme contigo cada día”, plantea la primera.

Con Manolín, Cupido no acierta y sus tácticas para conquistar a Estrella han dado el resultado contrario. “He conseguido que se enamore más del tonto de Juancar”, se lamenta con Inma. “Mereces una chica que te valore y te quiera tal como eres. Tienes muchas cualidades”, responde esta, cada vez más encariñada con él.

A una semana para las elecciones generales, los nervios de Pelayo son evidentes y le molesta especialmente que la gente se desentienda. “¿Con lo que hemos luchado por conseguirlo y no vas a votar?”, se enfada con su nieta Luisita, que le explica que está molesta con los partidos por ignorar al colectivo homosexual. “Ninguno ha eliminado la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de su programa. Es vergonzoso”, afirma.

La sentencia de Galán se publica y sale en libertad sin cargos. Agradecido con Lourdes, lo primero que hace es ir a su casa. “Sé que estoy aquí por ti. Siempre estaré en deuda contigo”, dice y, mirándose a los ojos, se abrazan.

Tras despedirse, la joven se derrumba al darse cuenta de que su amor sigue intacto, pero él ya tiene otra ilusión con Cristina y, quizá, sea lo mejor para respetar la memoria de su madre.

Como Fede no puede votar, por un problema burocrático, intenta que Marina, su novia, le ceda su voto. “A ti te da igual la política”, insiste. No obstante, cuando Armando se entera de su campaña a favor de sus rivales, le recrimina su actitud: “He visto propaganda en el mostrador. ¿Has sido tú? Quítala de ahí inmediatamente”.

Para sorpresa de sus amigos, Benigna se presenta en el King’s. “¿Te han dejado salir del sanatorio mental?”, pregunta Curtis. “¡Qué va! ¿Qué leches pinto yo en un manicomio? He hecho como en las películas: aprovechar para escapar en el camión de la lavandería”, cuenta divertida.

Mateo ha aprobado el proyecto de fin de carrera, pero no está contento. “Ni te imaginas lo que me ha costado estudiar. La vida me va tan mal… Mamá, el rechazo de Marina…”, se sincera con su hermana.

De vuelta al trabajo, Irene divide su tiempo entre las cuentas del hotel y su venganza a Armando. La mujer está dispuesta a dejarse la piel en ello, pues jamás podrá perdonarle haberle provocado un aborto. Además, ahora tiene un buen aliado: David Valdés.

Mientras, Manolín se promete a sí mismo respetar la decisión de Estrella. “¿Crees que debo seguir haciendo que somos amigos?”, pregunta a Marisol.“Lo mejor que harías es olvidar”, sentencia su hermana

No han pasado ni 24 horas y Guillermo se reincorpora al bufete. Allí nota distante a Cristina y no entiende el motivo “¿Te ha molestado algo para que estés tan fría?”, le dice extrañado. Su compañera cambia de conversación y le comenta la mala prensa que está recibiendo el despacho por parte de algunos medios de comunicación, al conocerse su paso por la cárcel.

Por otra parte, la convivencia de Amelia y Luisita no resulta tan idílica como ellas imaginaron y los roces por pequeñas cosas son constantes. Entre medias, Marina pone algo de paz.

El resultado de las primeras elecciones de la democracia no contenta ni a Pelayo ni a Armando. Los ideales de ambos han fracasado: el centro se ha hecho con el poder.

A pocos minutos del juicio y con Justo de los nervios, Benigna se presenta en la sala y es declarada inocente de tráfico de estupefacientes.