Huida frustrada; ‘Acacias 38’

Después de su regreso a Acacias, Rodrigo es consciente de que la situación ha cambiado entre él y su esposa, pues ya no siente que lo ame. Resignado a lo que pueda pasar, decide aceptar la propuesta que Aurelio le hizo. A partir de ahora, trabajará para él enseñando a sus químicos a sintetizar el gas tóxico que él mismo creó.

Lo único que le pide es que le permita entregar una carta a Valeria. hace llegar a su amada la misiva a través de David, que tras leer el contenido de la misma descubre que el muchacho está decidido a terminar con Quesada.

Al día siguiente, Valeria planea su marcha del vecindario para siempre. No quiere hacerlo sola, sino con David. Este, antes de partir, le comenta los planes de venganza de su esposo: “Creo que no va a perdonar a ese maldito señor que os haya hecho sufrir tanto durante este tiempo”.

La pareja está a punto de irse cuando unos individuos se llevan al hombre a rastras, sin que la mujer pueda hacer nada por evitarlo. En mitad del enfrentamiento, Éxposito logra ver la cara de sus captores y uno de ellos le es bastante conocido, pues no es otro que el mismísimo Fidel.

Resulta que el policía está actuando siguiendo las órdenes de Aurelio y lo hace en complicidad con Ramón. Este último duda cada vez más de si hizo bien en pedir ayuda al criollo para hacer justicia por la muerte de su hijo Antoñito.

“¿En qué me he convertido? Mi revancha no vale el sufrimiento de personas inocentes. Debo finalizar esto”, reflexiona en soledad.

En el caso de Azucena, la joven está muy nerviosa. Se ha enterado de que harán unas pruebas de ingreso en el Teatro Real, pero no cuenta con la bendición de su madre para asistir.

Guillermo habla con su suegra y la convence de que deje a la bella bailarina presentarse a la audición: “Su destino es estar encima de un escenario”. Viendo la gran ilusión de su hija, Hortensia termina claudicando.

En su vivienda, Genoveva recibe una misteriosa llamada que la trastorna por completo. No se sabe quién está al otro lado del teléfono, pero no hay duda de que la noticia que le ha comunicado ha afectado mucho a la mujer.

Tras colgar, se marcha a la cocina y pide a Luzdivina que le traiga la caja de somníferos que suele tomar antes de dormir. La cocinera, obediente, cumple con las órdenes de su patrona. Al quedarse sola en el salón, la señora comienza a ingerir una por una las pastillas. Sin saber por qué, lo único que desea es acabar con su vida y con la del hijo que lleva en el vientre.

Marcelo la encuentra desmayada y, sospechando lo que ha pasado, llama a Ignacio para pedirle ayuda. El doctor, que está en pleno escarceo amoroso, acude rápidamente y tras una buena actuación logra salvar a la suicida de un final trágico. Su esposo se enfada con ella.

Para dolor del abogado, Dori anuncia a Felipe que pronto deberá marcharse de España, aunque no le explica del todo el motivo. El licenciado, aún impactado por la noticia, se pone manos a la obra para buscar una nueva enfermera.

Entretanto, Liberto habla con Pascual y le comenta que quiere comprarle a su cuñada la patente del mango limpiador. Sin embargo, a ella la oferta le parece demasiado baja. Además, Maruxiña vuelve de su viaje con un esguince y todavía no podrá trabajar, para disgusto de Alodia.