Katia Condos: “Con los años he ganado en tranquilidad”

Hace tiempo que no sabíamos nada de ella, pero Katia Condos sigue tan encantadora como siempre y no duda en abrirnos las puertas de su casa, situada en una exclusiva zona de Lima.

Repleta de plantas, flores y juguetes por todas partes, encontramos el lugar perfecto para hacer la entrevista en el coqueto tocador de su dormitorio. Mientras, dos de sus tres hijos están en clase y su marido, Federico Salazar, trabaja en su estudio.

Tanto él como Siena, la benjamina, llegan y amablemente acceden a hacerse una fotografía para Telenovela. De su familia, sus recuerdos y sus proyectos, hablamos con esta actriz 
de títulos inolvidables.

Han pasado 15 años desde Cosas del amor y Pobre diabla. ¿Cómo ha cambiado tu vida desde entonces?

Al margen de lo físico, pues no se puede luchar contra el tiempo, puedo afirmar que con los años he ganado en tranquilidad. De joven, estás de un lado para otro, un poco perdido y buscando explicación a todo lo que pasa. En ese proceso ganas experiencia y te calmas.

¿Llevas bien la edad?

Estupendamente. Tengo 48 años y hasta estoy planeando una gran fiesta cuando cumpla los 50 (risas). Solo me gustaría tener menos edad por mis hijos, pues todavía cuido a una niña de 5 años. Sinceramente, creo que trabajo no me va a faltar porque en las telenovelas hay personajes de diferentes edades, hasta muy viejecitas. Se trata de adaptarse y yo he sabido hacerlo sin problema.

¿Te cuidas más por ser actriz?

Lo intento, aunque reconozco que el tema de la alimentación no consigo manejarlo bien. Toda mi vida he estado bajando y subiendo peso. Necesito llevar una dieta muy ordenada y, en épocas en las que no trabajo, me descontrolo totalmente con la comida. Ahora estoy fastidiada porque 
he cogido unos kilos.

¿Has pensado en la cirugía?

Jamás me retocaría la cara, ni me pondría bótox. Hay actrices que empiezan a operarse con 35 años y terminan como muñecos de ventrílocuo. ¡No sé quién les ha dicho que están mejor! Me da pena. Quizá me haría alguna cirugía para levantarme el pellejo del párpado, que siento que se me está cayendo y empieza a obsesionarme (risas).

¿Usas cremas?

Eso sí, aunque puedo presumir de  una buena piel. Influye que no fumo ni consumo drogas. Solo me tomo algún vinito a veces.

¿Haces ejercicio?

Salgo a caminar tres días y bailo otros dos con una profesora que viene a casa. Me sale regular, pero me sirve para estirar y estar más en forma en el escenario.

¿Quitarías algo de tu currículo?

Mariluna, de 1996. Mi experiencia en Venezuela fue muy mala. Estuve cinco meses allí y grabé cinco días. Era desesperante. Estaba sola, fuera de mi país, y salí adelante gracias a que vivía en el mismo edificio que Julián Legaspi. La telenovela ni siquiera se terminó y los productores acabaron yendo a juicio.  

¿Qué buscas en un personaje?

Lo primero, que no sea plano, es decir, que solo sea bueno o malo. Intento que tenga aristas, contradicciones, y se refleje en él algo de humanidad.

¿Ha cambiado mucho el género desde que empezaste?

Antes había más continuidad y se pasaba de un trabajo a otro sin problemas. La variedad era más divertida y, además, yo he tenido suerte de no encasillarme y hacer personajes distintos.

Madre de familia numerosa. ¿Qué te ha aportado la maternidad?

Disfruto un montón aunque es un reto. Es difícil educar con disciplina y amor y llevar a los hijos por un buen camino sin transmitirles tus miedos.

Preséntanos a los niños.

Vasco tiene 14 años, Tilsa 12 y Siena 5. Son más lindos… Todos los padres dicen lo mismo, pero de verdad que los míos lo son.

¿Te gustaría que fueran actores o periodistas, como tu marido?

No me importaría, pero para mí es importante que estudien lo que les guste. Por eso ni lo fomento ni lo prohíbo. De los tres,  Tilda es la más artista, hace ballet y se le da muy bien. Es probable que continúe por ese camino.

¿Sigues admirando a Miguel Bosé?

¡Lo amo! Muero por este cantante desde los 22 años. Mira cómo será mi obsesión que cuando me casé con Federico mi hermana pequeña, Daniela, que es ceramista, me hizo una figura de plastilina donde el novio era Miguel (risas).

¿Ha llegado a conocerlo?

Sí y nunca en mi vida he estado tan nerviosa. Se me secó la boca y no pude ni hablar. Al menos le regalé una bufanda naranja.