Y Rosalía quiso volar...; ‘La cocinera de Castamar’

La llegada del popular cantante italiano Carlo Broschi revoluciona el palacio. Nada más verlo, Rosalía se siente atraída por el artista y por las alas con las que se vestirá para la actuación en la fiesta de Castamar.

Una vez comienza el concierto, doña Mercedes se acerca al marqués de Almendrales, el principal opositor de su hijo en el Consejo, para intentar conseguir su apoyo: “Podríamos hacer un acuerdo muy beneficioso”.

A cambio, le pide que Diego conozca a la joven Eugenia. Así, zanjan el trato y este se ve obligado a ignorar a Amelia para dar protagonismo a la recién llegada. “Tengo ideas para su jardín. ¿Se las enseño?”, le dice la condesa para agradar.

A pesar de que Clara está pendiente día y noche de la inocente Rosalía, no puede evitar que sufra un delirio, coja las alas del artista y se lance al vacío. “¡Baja de ahí!”, la grita sin éxito su mentora.

Mientras tanto, Amelia está cada vez más desesperada al ver su tripa crecer.

Mientras intenta disimularlo, el rechazo de don Diego supone un gran golpe para ella y piensa en suicidarse. Afortunadamente, Gabriel la detiene a tiempo y se convierte en el mayor de sus confidentes.

Sol Montijos reta a Francisco a conseguir las enaguas de Beatriz. Él lo ve como un juego, pero descubre que tendrá que desembolsar una gran cantidad de dinero para ello. “¿Cuánto estás dispuesto a pagarme?”, le pregunta la sirvienta sin tapujos.

La muerte de Rosalía ha bajado los ánimos de los invitados y Amelia aprovecha para ver al conde. “¿Quieres beber algo?”, le dice.

En realidad, esta proposición no es más que una trampa para envenenarlo y poder fingir que han tenido relaciones sexuales.