Sandra Itzel, de ‘Rosario’: “Llorar se me da muy bien”

Al otro lado del teléfono, la voz de Sandra Itzel suena amable y dulce. A sus 23 años sabe perfectamente lo que quiere en la vida: actuar, cantar, una boda de ensueño y formar una familia. Esta mexicana, conocida por Gata salvaje, Ángel rebelde o Cielo rojo entre otras novelas, prepara nueva producción y un disco de música regional mexicana para 2018.

En España estamos viendo Rosario. ¿Qué puedes contarnos de ella?

Tiene un lugar especial en mi corazón por varios motivos. Estaba terminando El Talismán cuando me enteré de que estaban haciendo esta historia y al leer el guión pensé: “Por fin voy a encarnar a alguien que se parece a mí”. Barbie es una chica fresca, alegre y con chispa.

¿Qué más te marcó?

Gracias a ella conocí a Adrián Di Monte, mi pareja. Al principio me cayó mal, pero luego nos hicimos amigos y todo el mundo nos decía: “Vais a acabar casados y con hijos”. Nosotros lo negábamos, pero al mes estábamos saliendo y ya llevamos cinco años juntos.

¿Tenéis planes de boda?

Por ahora no, pero claro que quiero casarme con él y tener hijos, un niño y una niña. 
Si Dios me da esa bendición, intentaré ser para ellos un ejemplo de mujer y de madre, lo mismo que la mía lo es para mí.

Ella te impulsó a actuar desde muy niña. ¿Lo recomiendas?

Es que en mi caso yo tenía muy claro que quería ser artista. Desde pequeña me pasaba el día bailando y cantando con la música de Selena Quintanilla. Perp fue mi tía, que es muy farandulera, quién animó a mi madre a llevarme a algunos cástings.

Y con solo 5 años te seleccionaron para El privilegio de amar.

Sí, aunque mi gran oportunidad  llegó más tarde. En Televisa vieron que llorar se me da muy bien y que soy una gran actriz dramática. Por eso me dieron el papel de Chabelita en Carita de ángel, que me abrió muchas puertas. 

¿Has echado de menos tener una infancia como la de tus amigas?

No. Yo recuerdo esa etapa y la de mi adolescencia como las mejores de mi vida. Eso sí, trabajar y estudiar de niña me ha hecho madurar antes que el resto de las chicas de mi edad. Tengo 23 años, pero mentalmente me siento como una mujer de 40. Prefiero quedarme en casa viendo la televisión con Adrián, que salir por la noche.

¿Conoces España?

Estuve dos veces para promocionar Gata Salvaje, pero era pequeña y fueron viajes relámpago. Me encantaría recorrerla tranquilamente, porque siempre he sentido el apoyo del público español. Al menos, mantenemos contacto gracias a las redes sociales.

¿Cómo llevas las críticas?

Bien, pero no los insultos. Muy pocas veces respondo a quien se esconde detrás de un ordenador para faltar al respeto porque es perder el tiempo y no les voy hacer cambiar de opinión. Me molesta la gente que me juzga sin conocerme, aunque solo bloqueo si se ponen muy pesados y no aportan nada.

Tu novio es de Cuba. ¿Has ido?

No, y eso que me encantaría saber más de sus orígenes. Estamos intentándolo, pero lo del pasaporte cubano es una locura. Una de las cosas que nos unen a Adrián y a mí es que ni él nació en La Habana, ni yo crecí en Ciudad de México. La gente que vive lejos de la capital valora más la familia.