9 confidencias (en serio) de Juan y Damián, la pareja más sólida de ‘El hormiguero’

Juan Ibáñez: Junto a Marron montamos la productora Tres Calaveras: empezó siendo una empresa de guionistas que escribimos para sitios diferentes y también organizamos eventos.

Damián Mollá: Además tenemos una rama audiovisual y hacemos publicidad. Nuestra actividad como empresa se va ramificando. Y por mi lado, he coescrito dos libros para enseñar a hablar inglés: surgió a partir del canal Vaughan TV, con el que estuve dos años aprendiendo inglés. Me hice muy fan de Alberto Alonso, uno de los presentadores; más tarde lo conocí, nos hicimos amigos y desarrollamos un sistema para aprender dos mil palabras y saberlas usar. Y ya hemos vendido cien mil libros. Y falta Vicky, el restaurante en el que comemos todos los del programa. Así se llama la chica que nos ha dado de comer durante los últimos siete años. Se quedó sin local y nos hicimos socios.

Juan: La cocinera es su madre, el camarero su hermano y ella era la que nos daba de comer todos los días.

Juan: Trancas se guarda las cosas cuando algo le molesta y luego te la devuelve. Yo soy mucho más tranquilo; intento desfogarme con Trancas para no ser como él, pero me gusta llamar la atención como Petancas.

Damián: Yo no soy tan llorón como Barrancas, pero con los años voy a más. Antes siempre me caían broncas en mi familia y con las novias por insensible.

Damián: La mejor cualidad de Juan es que es buena persona y todo el mundo le quiere. Y su defecto, el ansia de protagonismo.

Juan: Paciencia y tenacidad son las virtudes de Damián. Y como defecto, que es frío, pero ha mejorado mucho.

Damián: De pequeño hacía malabares y mimo. Ahora Dibujo cómics y juego a pádel y al tenis. Mis padres están separados, voy de una casa a otra y no tengo tiempo para nada más.

Juan: Nerea y yo no paramos de hacer deporte y de divertirnos juntos.

Juan: A las hormigas las construye Miguel Montoya, de The Roof Puppets. Hace unos muñecos preciosos. Se sustituyen pocas veces, solo ha habido dos cambios en todos estos años. Porque se adapta a ti y la manejas como quieres. Hay una persona responsable que las cuida y las recoge cuando acaba el programa.

Damián: Unas se perdieron en un viaje a Londres y para nosotros fue una pérdida horrible.

Damián: La fórmula es trabajar mucho. Un grupo de amigos hemos seguido a Pablo [Motos], que siempre ha sido el eje. Pablo representa el 90 y pico por ciento de ese éxito porque es una bestia, hace muy bien las cosas.

Juan: La base es que Pablo tiene las ideas clarísimas y cuando ves cómo curra él y cómo se pasa el día pensando, tú te implicas y también trabajas mucho para que todo salga bien. ‘El hormiguero’ siempre sorprende con algo.

Juan: Formamos el grupo El hombre linterna junto con Marron, que es amigo desde el colegio. Tocamos canciones de dibujos animados en rock. Canciones de nuestra época, que van dirigidas a treintañeros.

Damián: Hemos visto a ‘heavys’ llorando al cantar La abeja Maya y a ‘batallas’ cantando Oliver y Benji dejándose la piel.

¿Os gusta el café?
Juan: Sí. Desayuno un batido de frutas distinto cada día. Hoy ha sido con piña, plátano, medio limón, algas, semillas de chía, leche de soja y fresas congeladas. Y luego un café con un poco de leche de soja, sin azúcar.
Damián: Yo desayuno siempre lo mismo: un batido de plátano, naranja y fresas congeladas y una tostada con aceite, pavo y queso y café.

¿Os levantáis buen café o de mala leche?
Juan: De buen humor y con energía. Justo lo contrario que Nerea (risas).
Damián: Por la mañana prefiero que no me hable nadie hasta que haya desayunado. Necesito 20 minutos de no comunicación.

Un pensamiento antes de dormir.
Juan: Soy de quedarme frito rápido. Pienso en algo que me divierta y me relaje, si no, me despierto.
Damián: Cierro los ojos, veo dibujos animados y no pienso en nada. Empiezo con Micky Mouse en blanco y negro y me duermo.

¿A quién invitaríais?
Juan: A Andrés Calamaro. Me gusta su música y lo que dice.
Damián: Con cada uno de los políticos, menos con Pedro Sánchez que creo es un tostón. Me gustaría cotorrear de política.