‘Cazadores de trolls’: 10 pistas para seguir el docu-reality contra los ciberacosadores

Cazadores de trolls es un formato sueco, con una versión holandesa que también ha tenido éxito. De la adaptación española se encarga Bambú Producciones, hasta ahora dedicada a la creación de series tan icónicas como Velvet, Gran Hotel o Bajo sospecha. “Al principio nos costó porque el original sueco es muy árido, con un tempo a lo Igmar Bergman, y lo teníamos que adaptar al ritmo de nuestra tele –explica Ramón Campos–. Fuimos encontrando la fórmula a medida que grabamos y montamos. Cada minuto busca dar un puñetazo en el estómago del espectador”.

Los cuatro programas que por ahora se han grabado tienen la misma estructura: primero Pedro García Aguado conoce a la víctima de acoso en internet y todos los detalles de su caso. Después, comienza la búsqueda del acosador con ayuda del experto informático Enrique Serrano, que utiliza todas las herramientas de ingeniería social para dar con su identidad. Entre tanto, la psicóloga Ana Isabel Saez traza un perfil del troll según las pruebas aportadas por su víctima (narcisistas, personas con baja autoestima…). Por último, Pedro sorprende al acosador con las cámaras e intenta hablar con él: si se deja, el objetivo es que explique por qué lo hace y se le brinda la oportunidad de verse cara a cara con su acosado.

Cuando el troll cae en la trampa del ‘cazador’, Pedro le aborda por sorpresa, incluso a la carrera. ¿Se han dado situaciones violentas en esos encuentros? “Como tengo una imagen cercana y amigable, algunos me recibían bien, pero en cuanto les digo que esto es Cazadores de trolls se les cambia la cara. No ha habido situaciones violentas pero sí de tensión: no quieren ser descubiertos y primero lo niegan todo, y ahí se inicia una mediación por mi parte. Es como un baile en el que tengo que buscar sus grietas”.

La respuesta es no. Aunque el objetivo del programa es sacar del anonimato el drama del ciberacoso, no se dan los nombres de los acosadores, entre otras cosas porque en muchos casos hay procesos policiales por medio. A la víctima sí que se le da esta información antes de intentar el cara a cara entre ambos. Cuando se le persigue o se consigue hablar con él, su cara aparece distorsionada.

En los cuatro casos que veremos en La Sexta hay denuncias por parte de las acosadas, de ahí que ya hay investigaciones policiales en curso. “Las evidencias que ha conseguido el programa se han puesto en manos de las autoridades, así que la policía ya tiene parte de nuestro trabajo”.

En las cuatro entregas, las víctimas del acoso son mujeres. “Ha sido casualidad”, asegura Ramón Campos. Entrando más al fondo del asunto, deducen que hay más casos de mujeres ciberacosadas que de hombres, tal y como ocurre en el mundo real. De hecho se vinculan algunos de los comportamientos a la violencia de género.

Además de resolver el conflicto que amarga la vida de la víctima, el objetivo del programa es dar herramientas a los espectadores para protegerse de los trolls. “Los acosadores se aprovechan de la sobreexposición en las redes sociales. No se trata de demonizarlas, sino de ser conscientes de toda la información que compartimos por ejemplo al publicar una foto, y que se puede controlar sabiendo configurar bien la privacidad, los filtros de calidad…”.

La productora recibió muchas llamadas de personas que sufrían acoso por internet. La criba se hizo con las siguientes variables: que fueran casos diferentes entre sí, que tuvieran interés personal, que se pudieran resolver, que no hubiera implicadas personas con enfermedades mentales… La labor de preproducción fue larga y se centró en alrededor de 10 casos. Al final se redujo a 4 “porque es muy difícil lograr el recorrido completo, hasta encontrar el troll con la seguridad de que es él… Nos quedamos en 4 para evitar meter la pata, lo más sensato era hacer una temporada corta y no tirarnos a la piscina”.

Tanto en La Sexta como en Bambú Producciones están dispuestos a tratar casos de famosos acosados si el formato se consolida. “Yo he hablado con algunos famosos porque sí me gustaría, pero en general me han dicho que lo han puesto en manos de la justicia y prefieren esperar”, explica Pedro.

Luisa es una chica barcelonesa que, después de trasladarse a un pequeño pueblo de Badajoz, es acosada con mensajes e insultos en redes sociales. El troll publicaba anuncios, haciéndose pasar por ella, con ofrecimientos sexuales en páginas de contactos.

Tamara es de Sevilla. Desde hace varios meses publican en su nombre anuncios sexuales en páginas de contactos. Además, recibe continuas llamadas con amenazas de violación y de muerte. Teme por su vida. Se fue de su pueblo porque gracias al troll se corrió la voz de que protagonizada anuncios en dichas páginas de contactos.

María es una bloguera de moda madrileña que recibe insultos en sus perfiles de redes sociales. Los comentarios también incluyen mofas referidas a su físico. Además, su troll escribe a las marcas para desprestigiarla e intentar terminar con la relación entre ella y la empresa. Como consecuencia de ello, más de 30 firmas han retirado su colaboración. María ha dejado de ingresar 35.00 euros.

Acoso con llamadas telefónicas, correos electrónicos y pintadas en su domicilio con expresiones sexuales e insultos. Esto es lo que sufre Vanesa, una joven afincada en San Sebastián. También ha tenido que ver cómo el acosador publicaba anuncios incitando a la violación de Vanesa en páginas de contactos.