Miguel Ángel Silvestre habla sobre el final de 'Sense 8'

Miguel Ángel Silvestre ha hecho un pequeño parón en su aventura hollywoodiense para volver a España y reencontrarse con su público. El pasado lunes, el actor valenciano fue el invitado estrella de 'El Hormiguero', donde repasó junto a Pablo Motos el trajín de los últimos meses y los nuevos proyectos que tiene sobre la mesa.

Al poco tiempo de empezar la entrevista, Pablo Motos recriminó a Silvestre los muchos besos que ha dado a otras presentadoras desde que se dieran ellos uno en su última visita al programa. "Antes era al único presentador al que besabas, pero ha sido empezar tu carrera internacional y ahora le das picos a todo el mundo", afirmó.

El invitado se disculpó y aseguró que el suyo con él había sido especial. "El nuestro fue el primero… El tuyo fue el de verdad, el que quedará", dijo entre risas.

El primer gran trabajo de Miguel Ángel en Estados Unidos vino de la mano de las hermanas Wachowski y su prestigiosa serie 'Sense 8'. Pese a que al final Netflix ha acabado cancelándola, debido a los altos costes de producción, el actor se siente muy agradecido por el cariño recibido y la buena aceptación por parte del público.

"Netflix fue muy generosa en apostar por una serie tan abierta que habla de la naturaleza y la libertad sexual del ser humano. Netflix invirtió en 24 capítulos, pero los fans empezaron a escribir a la plataforma y nos ha regalado dos capítulos más", desveló a la espera de que se emita el cierre de la serie. "Creo que el final va a colmar todas las expectativas".

Y es que el actor se siente muy agradecido de haber podido encarnar a Lito, un reputado actor de telenovelas que arrastra el peso de su homosexualidad oculta. Este papel le ha permitido poner sobre la mesa una problemática que viven muchos jóvenes alrededor del mundo. "Me gusta mucho su mensaje en defensa de la comunidad LGTB, de sus libertades… En España somos muy privilegiados con este tema, pero hay mucha gente en otros países que no tiene la misma suerte, y para todos ellos va dedicado esta serie".

Además, tuvo palabras de cariño para las artífices de la serie, las hermanas Lana y Lilly Wachowski: "Son grandes defensoras de la empatía y la vulnerabilidad del ser humano. Ellas confían en el accidente y como te levantas de haberte equivocado. Para un sistema que solo aporta la perfección la serie habla de que todos podemos hacer algo".

El artista desveló una anécdota que le pasó el primer día de rodaje y que le llamó mucho la atención. "Yo llegué a vestuario y, de repente, me encontré como con un calcetín. Ni siquiera. Era como un redondel, muy cerrado, algo muy apretado y muy cerrado. Era mi primer día. A la de vestuario le pregunté que qué era eso. Y ella me dijo que era mi ropa para el día", recordó entre risa.

"Para que no haya ningún tipo de contacto, los chicos se ponen como una especie de calcetín y las chicas como unos parches en las escenas íntimas. Yo lo descubrí ese día", explicó.

"Cuando corroboré que ese era el vestuario dije que o era muy holgado o que iba a tener un problema más adelante. Me explicaron cómo hacerlo, ahí va todo dentro. Yo le decía a mis colegas, cuando acabamos de rodar, que desde entonces hablaba más recto", siguió contando sobre la historia del 'calcetín'.

Miguel Ángel Silvestre no es perfecto y tiene un gran problema a la hora de rodar sus escenas de acción: es incapaz de no cerrar los ojos cuando hay tiros o detonaciones. "Estuve ensayando... se gastaron mucho dinero y teníamos solo dos tomas. Voy a rodar y después de llevar dos meses ensayando la coreografía lo hago, me sale perfecto y me dicen que había cerrado los ojos", dijo sobre el rodaje de una escena de la serie.

Ante su revelación, el equipo del programa quiso poner a prueba la capacidad del actor para no cerrar los ojos, reto que superó con éxito. Sin embargo, el actor desveló que le contaron que hay alguien que lo hace mucho mejor: "Keanu Reeves tiró 157 disparos sin pestañear".

Pese a que no estaba muy convencido de participar en el experimento de Marron, Miguel Ángel acabó enfundándose un traje especial para situarse delante de dos sopletes que, al juntarse con metano, formaban aros de fuego en el aire.