Saúl Craviotto, ganador de la segunda edición de MasterChef Celebrity

Diez semanas después de que arrancara la competición, Saúl Craviotto ha sido el que se ha hecho con el título de ganador de la segunda edición de Masterchef Celebrity.

El campeón olímpico llegó a directamente a la final tras ser el mejor en la primera prueba de la noche en la que los aspirantes tuvieron que imitar uno de los platos de la chef María Marte.

Sus compañeros en la final, Silvia Abril, José Corbacho y Patricia Montero, tuvieron que medirse a la prueba de exteriores, en la que tuvieron que cocinar en El Celler de Can Roca, reconocido en dos ocasiones como el mejor restaurante del mundo y con tres estrellas Michelin. Allí tuvieron que servir un menú degustación de seis platos que los propios hermanos Roca degustaron. 

La vencedora de la prueba fue Silvia Abril, que pasó al duelo final contra Craviotto. 

Mientras esperaban el veredicto, Saúl y Silvia se mostraron muy cómplices y cariñosos. Cabe recordar que la actriz y humorista llegó a la final tras haber sido repescada a mitad del concurso. 

Saúl  diseñó un menú que compuesto de pez rey con pa amb tomàquet, becada con manzana y ñoqui de maíz, y un postre con crema de frutas de la pasión y albaricoque, quenelle de helado de mango y un árbol de chocolate.

La propuesta de Silvia consistió en un primero de royal de alcachofas, almejas y trufa, seguido de un solomillo de romescu y minipuerros y un helado de crema catalana, con chocolate y aceite de oliva de postre.

Como es habitual, todos los compañeros de los finalistas estuvieron a su lado en esta última y decisiva gala.

Carlos Baute, Juan Betancourt, Anabel Alonso, Marina San José.... y los dos últimos finalistas, José Corbacho y Patricia  Montero, no podían ocultar su emoción antes de que los miembros del jurado dijeran el nombre del ganador.

Junto a Martín Berasategui y Quique Dacosta, Pepe, tras unos segundos de emoción y silencio absoluto en el plató, por fin pronunció el nombre del ganador y el elegido fue Saúl.

Saúl no podía creerse que hubiera ganado y no para de decir, "¿Qué dices? ¿Qué dices?".

Su cara lo decía todo.

Mientras una lluvia de confetis caía sobre él, Saúl no terminaba de creérselo.

Silvia se lanzó a abrazarlo mientras  le daba la enhorabuena. "¡qué bien, amor, qué bien!" decía la humorista.

Su familia corrió a sus brazos. Su mujer y su pequeña, presentes en la gala, se abrazaron emocionadas a él.

Saúl a duras penas podía contener la emoción al abrazar a su mujer y su hija, a la que llamaba de forma muy amorosa "princesa".

El resto de participantes saltaron al centro del plató a felicitar a su compañero ganador y formaron una gran piña abrazados mientras que los miembros del jurado, Pepe, Jordi, Samantha junto a Eva, hacían lo mismo ante la mirada de Kike Dacosta y Martin Berasategui.

Eva y Saúl han mantenido una especial química a lo largo de todo el programa, llegando incluso a tener un pequeño "affaire" en directo que provocó los celos de la mujer de Saúl... así que como no podía ser de otra manera, la presentadora se alegró mucho de su victoria.

Uno a uno, sus compañeros de programa fueron abrazando y felicitando a Saúl y todos coincidían: "merecidísimo, nene" como le dijo Edu Soto.

Tras los abrazos y felicitaciones de sus compañeros, los miembros del jurado también quisieron felicitar a Sául y antes de que le entregaran su premio se fundían en cariñoso abrazo con él.

Como campeón olímpico, Saúl no dudó en besar el trofeo que le reconocía como ganador de Masterchef Celebrity.

Saúl no podía ocultar su emoción cuando tuvo que hablar y comunicar para quién iban los 75.000 euros del premio.

Sin apenas poder hablar, Saúl quiso dar las gracias al programa porque según el mismo dijo "creo que va a ser lo más bonito que haga en mi vida".

Su premio va a ir a la Fundación Aladina, que ayuda a los niños con cáncer y sus familias y como decían sus compañeros: "llora, que lo hemos hecho todos".

Saúl estaba tan emocionado que casi no podía hablar y sus compañeros en la final se vieron invadidos por la misma emoción que les impedía contener las lágrimas en una noche mágica.