Carlos de Inglaterra ha mostrado su lado más divertido durante su visita oficial a Australia. El heredero al trono británico y su esposa, Camila, viajaron hasta Oceanía para presidir los Commonwealth Games, una especie de juegos olímpicos en los que participan deportistas de los distintos países pertenecientes a dicha comunidad que preside la reina Isabel II. Debido a su avanzada edad, la reina ha delegado en su hijo mayor este menester y el príncipe ha acudido a multitud de actos oficiales mientras ha durado la visita.
Además de asistir a diferentes competiciones deportivas, Carlos demostró sus dotes con las palas echando un partido de ping pong en la villa de atletas de los Commonwealth Games situada en Gold Coast.
El padre de Guillermo de Inglaterra y la duquesa de Cornualles también visitaron el hospital infantil Lady Cilento en Brisbane donde no dudaron en ponerse el delantal y ayudar a cocinar unos pasteles de chocolate para los más pequeños.
Durante su visita a Australia, Carlos de Inglaterra ha vivido varios momentos divertidos como una cata de licor o la visita a la tribu indígena Nhulunbuy, en la península de Gove, al norte del país. El príncipe visitó el lugar sagrado del Monte Nhulun, donde se celebró una ceremonia de bienvenida que consistía en una danza ritual y la colocación de una corona de plumas. La ‘mulka’, que es como se llama, va asociada a un ‘bathi’, una canastilla de cuerda que lucía atada al cuello.
Durante su visita a la isla de Vanuatu, en Port Vila, su capital, el heredero al trono británico fue recibido por los nativos en el Chiefs' Nakamal, la cabaña en la que los nativos comparten confidencias y donde fue vestido con el traje típico.
Junto al jefe de la tribu de Vanuatu, Carlos de Inglaterra probó la bebida tradicional y se fotografió con todo aquel que se lo pidió. El príncipe también visitó la isla de Lady Elliot donde jugó con las tortugas y recibió un boomerang de parte de Roy Gibson, el miembro más antiguo de la tribu Kuku Yalanji.