La reina Máxima de Holanda es conocida por su cercanía, carácter espontáneo y simpatía. Y en su último acto oficial, la soberana de Holanda ha vuelto a hacer gala de ello para deleite de todos los allí presentes. Para la ocasión, la esposa del rey Guillermo, ha viajado hasta el municipio de Schiedam, ubicado al sur de los Países Bajos, donde ha visitado la Fundación YETS. Una fundación cuyo objetivo principal es ofrecer, mediante el deporte, modelos de conducta positivos a los jóvenes que crecen en situaciones difíciles. Y tan cómoda y entregada ha estado Máxima durante su visita a los niños de la fundación, que incluso se ha saltado el protocolo real.
Tras una breve reunión con los directivos de la fundación, Máxima no ha podido reprimir sus ganas de conocer de cerca las historias de todos los niños de la organización. Por ese motivo, se ha acercado hasta la pista de baloncesto donde, sin pensárselo dos veces, se ha quitado los tacones y se ha quedado descalza. Aunque no lo ha hecho en vano, sino que la esposa del rey Guillermo ha sacado la niña que lleva dentro y se ha puesto a jugar al baloncesto con todos los jóvenes de la fundación.
Eso sí, ya se sabe que antes de practicar deporte es necesario hacer un buen entrenamiento para evitar lesiones musculares. Y, a jugar por las imágenes, parece que la soberana de Holanda lo tiene muy claro. Y es que antes de ponerse a correr detrás del balón, Máxima de Holanda no ha dudado en hacer unos cuantos estiramientos.
Un acto oficial de lo más divertido y emotivo, en el que Máxima de Holanda no solo ha sacado a relucir su vena más cercana, sino que también ha hecho gala de su espíritu deportista. Pues, siempre que tiene ocasión, la soberana aprovecha para practicar deporte.