Sarah Ferguson no ha sido una de las royals mejor valoradas de la Casa Real Británica. La prensa, asegura ella, siempre la ha alienado y la colocó como "la pecadora" frente a la imagen de "la santa" que proyectaba su cuñada, Lady Diana, con quien, a pesar de todo, tenía una magnífica relación: "era una mejor amiga, una hermana". Sin embargo, las críticas de la prensa la afectaron en gran medida.
Tal y como ella ha recordado una entrevista en 'Viva la vida', la duquesa de York fue apodada como "la duquesa de Pork": "se dijo que el 82% de las personas prefería acostarse con una cabra antes que con Fergie", recuerda la duquesa quien ha asegurado que todas estas afirmaciones la hicieron un gran daño emocional por el que tuvo problemas de peso.
Durante la entrevista con Emma García, Sarah Ferguson se ha confesado: "Yo siempre he tenido un problema de peso", por ello ha alzado la voz en contra de la obesidad con una campaña de concienciación ya que es una de las principales causas de mortalidad. Incluso en Reino Unido, entre las mujeres, se sitúa como la principal, superando al cáncer de mama. "Cuando una persona está triste y está desanimada, come. Yo lo hice, hice eso durante muchos años", aseguraba, "yo era una comedora emocional. Cuando la vida era difícil, y lo sigue siendo, intentas comer como una forma de compensar los sentimientos".
Algo que ha podido superar y dejar de hacer gracias al apoyo de sus amigos y un equipo de profesionales de los que se ha rodeado para aprender a comer saludablemente: "hay comida que debemos comer y otra que los ingleses llaman la 'conford food' que podemos tomar, pero no siempre tiene que ser comida basura", aseguraba Jean Carlo, amigo de Sarah Ferguson y parte de su equipo de profesionales.
La duquesa de York acaba de regresar de Sierra Leona donde, explicó, UNICEF, organización de la cual es embajadora, construirá 5 colegios que "son muy necesarios". "Vi a un niño en un vertedero con la cabeza agachada, humillado, me miró y le pregunté que quería ser de mayor. Quería ser médico. Me dijo 'voy a ir a la escuela y lo voy a hacer todo bien'. Antes de irnos le dije 'los hombros hacia atrás, la cabeza hacia arriba, siéntete orgulloso'".
