Envuelto en numerosos escándalos
Alberto de Bélgica, que anunciaba su abdicación acompañado de su mujer, Paola, siempre muy pendiente de él, está sumido en varios problemas.
Por un lado, Delphine Boël, hija de un millonario industrial y de la baronesa Sybille de Selys Longchamps, afirma ser su hija ilegítima. Y aunque el soberano no se someterá a las pruebas porque su figura es inviolable, Delphine ha pedido un test de paternidad para confirmarlo. Sus hijos Felipe y Astrid también están llamados a declarar en el caso.
Por otro, su hijo menor, Lorenzo, ha sido acusado de haber realizado negocios privados en el Congo y desviar fondos públicos de la Marina de Bélgica a través de facturas falsas.
Y por si fuera poco, las fundaciones creadas por su cuñada, Fabiola de Bélgica, no le han traído nada bueno.
Tras disolver la fundación privada 'Fons Pereos', en Bélgica, Fabiola abrió otra fundación establecida en España, en cuyo patrimonio se inscribe la villa que posee en Motril (Granada), algo que ha enfadado mucho a los belgas.