Rocío Carrasco y Antonio David Flores, 25 años de la boda que cambió sus vidas

La novia, acompañada de su padre y padrino, Pedro Carrasco, llegó a la ermita en una calesa del siglo XVIII. Cohetes, tambores y música recibieron a Rociíto...

De hecho, un grupo de rocieros, pertenecientes a la Hermandad de Almonte, le cantaban "¿Por qué te llamas Rocío?", un tema compuesto en exclusiva para la ocasión.

Minutos antes, otra carroza había trasladado al novio y a su madre y madrina, doña Luisa Carrasco, hasta las puertas de Las Vírgenes.

David confesaba: "No la he visto, así que no sé como es el vestido. Será maravilloso, como ella. Lo que sí sé es que cuando entre ahí veré cumplido el sueño de mi vida".

Cubrieron esta boda 150 periodistas acreditados, entre los que no faltó un equipo de Diez Minutos, que llevó el enlace hasta la portada de esa edición.

El día amaneció nublado en el pueblo sevillano de Castilblanco de los Arroyos, donde se asienta Yerbabuena.

La capilla estuvo decorada acorde con el Domingo de Ramos, con palmas, ramos de olivos y flores de azahar traídas de Chipiona.

El cambio de hora durante la noche anterior hizo que los novios llegaran con una hora y cuarto de retraso. Sólo los más íntimos tuvieron acceso a la ermita, donde veíamos esta imagen...

Al ponerse las alianzas, que portaron una prima de la novia y dos sobrinos del novio, los contrayentes se equivocaron de mano. Jesús Haro, que también casó a Rocío Jurado un año antes, les indicó el error.

Los anillos estaban compuestos cada uno de seis aros de oro de tres colores: rojo, amarillo y blanco, que giran entre sí. Fueron un diseño de la propia Rociíto y aseguraron que eran mágicos y representaban la vida del matrimonio, con subidas y bajadas.

Rocío escogió un vestido de corte clásico que contrastaba con su juventud. Antonio Ardón trabajó a marchas forzadas en el traje, de raso color marfil, con falda estrecha, espalda al aire y escote redondo.

Llevó sus habituales lentillas azules. Los pendientes, pequeños, eran de diamantes con forma de flor. En el cuello, atada con una cinta de raso, lució la misma cruz que llevó su madre en su boda.

Completó el vestido una sobrefalda de tres metros de largo y cubríó sus hombros con una torera corta, de seda natural de encaje.

La novia tocaba su cabeza con un velo de tul, de siete metros de largo.

El peinado fue obra de Rupert, que disimuló el pelo corto de la novia a base de postizos.

Recogido de la cara y con volumen en la parte superior, formó la melena con un postizo de bucles de un metro de largo, elaborado con dos kilos de cabello de Perú y salpicado con perlas traídas especialmente desde Nueva York.

Los zapatos de tacón alto, confeccionados en raso, como el vestido, iban atados al tobillo con cintas.

El ramo de la novia, obra de Nacho Álvarez, fue elaborado con orquídeas, adornadas con hojas verdes y pequeñas flores blancas, todas ellas traídas de Chipiona, tierra natal de la tonadillera y lugar donde se conocieron los novios.

¿Y después de casados? Además de la fiesta que les esperaba, estaban deseando irse de Luna de Miel a un lugar "soleado y con playa", según el novio.

Pedro Carrasco se mostró en un segundo plano aunque fuera el padrino, y al salir de la iglesia posaba con su hija y su exmujer, para la única foto de familia.

Rocío acudió de la mano de su marido Ortega Cano, y ni en la ceremonia ni en el banquete coincidió con su exmarido, el boxeador Pedro Carrasco.

El menú comenzó con aperitivos fríos, siguió con pescado y ave, y para terminar hubo dulce y tarta nupcial, que como no podía ser de otra manera, comenzaron los novios.

Tras el banquete llegó el esperado jolgorio. Los novios abrieron el baile con un vals. Después, Rociíto paso de los brazos de Antonio David a los de José Ortega Cano...

Como eran muchos los que solicitaban a la joven novia, esta se cambió el traje nupcial por un vestido más cómodo y escotado.

Se trataba de un modelo largo, en rosa crêpe rosa, con cuerpo tipo biquini y finos tirantes anudados en el cuello.

La juerga estuvo ameniza por grupos flamencos y duró hasta altas horas de la madrugada.

Madre e hija se soltaron la melena bailando, ya fuese por rumbas, sevillanas o boleros...

El vestido de Rocío Jurado era de lunares, en gasa fucsia, con forro en el mismo tono del que antes había lucido. Y la vistosa flor que antes llevaba en el pelo fue a parar a su cintura...

El cambio de hora, por el que se adelantó una hora la noche del 30 al 31 de marzo, despistó a muchos de los más de 800 invitados, entre ellos, Terelu Campos.

Los lugareños, además, esperaban desde primera hora de la mañana a ambos lados de la vía central para ver a los famosos invitados a la boda.

El popular dúo 'Los del Río' con sus mujeres, Remedios Serralleé y María Isabel Romero.