Carmen Sevilla tiene un 'deneí' donde pone María del Carmen García Galisteo, pero de todo esto ella ya no se acuerda. Como ella ha perdido la memoria, por enfermedad, procede y conviene que la memoria la tengamos nosotros, porque cumple 88 años, y ha sido un monumento de belleza, un mérito de afán profesional, un ejemplo de contento. No vengo hoy a hacer la crónica de una famosa tocada por un mal irrebatible, si no a levantar el homenaje a una vida, la suya, que es el folclore, y algo más.
Carmen ha sido, ni más ni menos, que la hermosura a la que le has puesto el visonazo de cóctel, que viene a ser el otro mercedes de las que han triunfado, el mercedes que te dejas puesto para ir paseando la fiesta, cuando ya has dejado el mercedes propiamente dicho, y con chófer, en la calle.
Casó dos veces, la primera con Augusto Algueró, y la segunda con Vicente Patuel. Del primero se divorció. Del segundo enviudó. Tiene con Algueró un hijo, Augusto, que ha sido su alma, y aún lo es. A Carmen la resucitó para la tele Valerio Lazarov, y ha sido la musa del error, porque cada vez que se equivocaba le salía un hallazgo. Carmen ha sido pesadilla de cualquier guionista, el candor con formas de pastora. Aquellos errores suyos, luego prorrogados en 'Cine de barrio', resultaron, de pronto, lo más disparatado, espontáneo y creativo del panorama de la tele, y de fuera de la tele, cuando estábamos cercados de analfabetas de trimestre, momias de los mares de prime time, y trinconas en general de la fama efímera.
A veces, en las fiestas, pedía un programita. Ha recibido la Medalla de Oro en el Trabajo, llamaba 'muchacho' a algún ministro y mantenía el tipo de viuda que baila sevillanas, si se terciaba. Hoy está pero no está. Ella no sabe que ha sido su cumpleaños. Nosotros sí. Razón doble para recordarla.
La rosa
Salía enseguida por los cerros de Úbeda de la imaginación. Sus disparates han sido una forma de alegría y un modo de inteligencia de la superviviencia.
El látigo
Augusto Algueró García, su hijo, ha resultado el hombre de la vida de Carmen, más allá de Augusto Algueró, o Vicente Patuel, los dos maridos. Su madre se quiso famosa, él no.
Ángel Antonio Herrera, periodista y escritor