Aunque lleve cinco años copresentando 'Supervivientes', cada edición es única. Por eso Lara Álvarez siempre siente esos nervios del primer día. Tras el estreno del reality, el pasado 25 de abril, el mejor en audiencia de la historia del concurso, con el salto de Isabel Pantoja, la presentadora ya puede respirar tranquila. Pasados los nervios iniciales, la vimos relajada y feliz disfrutando de unas horas de sol y piscina.
Súper natural, como es ella, y sin una pizca de maquillaje, la presentadora lució palmito. ¡Y qué palmito! Enfundada en un minúsculo biquini en color dorado.
Lara ya avisó que este año viajaba a Honduras con más de 180 bikinis y bañadores en su maleta. A diferencia de los directos, en los que no le faltan los collares y pulseras, para este día de relax en la piscina, su look era mucho más natural y como complementos sólo llevó una gafas de sol.
La asturiana explicaba hace unos días que para sus apariciones en el programa tiene tres tipos de looks: africano, marítimo y pirata. Mientras que para su día a día luce estilismos mucho más sencillos (así evita que se le queden marcas cuando toma el sol).
La presentadora tiene muchos tatuajes, desde unas estrellas que se ven en su muñeca y que simbolizan a su familia a uno en el costado, que se aprecia en la imagen, y que dice: "Sé feliz, estamos de paso".
Lara luce una figura espectacular, dejando claro que este invierno ha pasado muchas horas en el gimnasio. Aunque eso no ha sido ningún sacrificio para ella, ya que lo ha hecho ¡en muy buena compañía! Su novio, Dani Miralles, es profesor de baile en el gimnasio en el que ella entrena.
Lo malo es que los próximos tres meses tendrán que estar sin verse, o no. Lo mismo el chico vuela hasta Honduras para reencontrarse con ella…
A sus 34 años, Lara se lo pasa pipa jugando en la piscina del resort en el que se aloja en Honduras. Todo el mundo que ha trabajado con ella destaca su sentido del humor. No hay más que verla en esta imagen…
Cinco años presentando
"Éste es el quinto año que estoy en el concurso y pensé que me iba a agotar pero ha sido al contrario", confesó Lara hace unos días. A ella le encanta lo que hace. "Para mí no es un trabajo. Son tres meses de convivencia con 180 personas", confesó.