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El caso de Daniel Sancho sigue dando que hablar, y es que al hijo del actor Rodolfo Sancho se le pone todo muy cuesta arriba tras confesar haber acabado, presuntamente, con la vida del cirujano colombiano Edwin Arrieta y haberle, además, descuartizado. El joven, de 29 años, ha ingresado en prisión provisional hasta la celebración del juicio tras su declaración ante el juez, y aunque su defensa trabaja en evitar la pena capital, vigente en Tailandia para casos de asesinato, tanto Sancho como sus abogados se han llevado un varapalo al conocerse este miércoles que la Policía tailandesa le acusará de oficio de asesinato con premeditación, lo que le cerca aún más a recibir la pena de muerte.
En sus declaraciones ante el juez de Koh Samui, los abogados de Daniel, que ya han podido visitarle en la cárcel, han intentado convencer al magistrado de que actuó "presionado e intimidado por el otro. Estaba preocupado por la seguridad de su familia, porque el colombiano tiene parientes mafiosos y tiene dinero, es capaz de contratar a cualquiera para hacerle daño a él y a su familia", apuntaron.
A pesar de eso, la Policía tiene indicios suficientes, con la ayuda de Daniel -que ha sido muy colaborativo desde el principio confesándolo todo y ayudando a la reconstrucción del crimen- para que le acusen de asesinato con premeditación. "Tenemos suficiente evidencia, y ahora depende del tribunal empezar el juicio", dijo Somsak Nurod, jefe de investigación de la comisaría de Koh Pha Ngan. Rodolfo Sancho, padre del joven, se ha trasladado hasta allí para poder echar una mano a su hijo.
La defensa de Sancho, contratada por la familia y especializada en derecho penal, trabaja en varias líneas para, como es lógico, tratar de rebajar todo lo posible la pena que pueda recibir en el futuro juicio. Además de intentar que Daniel no sea trasladado a una prisión de Bangkok (mucho más duras y en peores condiciones que las de las islas), en un principio se habló de intentar demostrar que se trató de un homicidio y no de un asesinato (la diferencia entre ambos es la voluntariedad de matar a otra persona), pues el homicidio tiene una pena de entre 15 y 20 años de prisión, pero con la declaración de Daniel esa posibilidad se esfumaba. Para el asesinato con premeditación, sin embargo, cabe la posibilidad de la cadena perpetua o la pena capital. En caso de recibir esta última, la conmutación por la otra sólo se podría conseguir a través de una medida de gracia del rey de Tailandia.
