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El caso de Daniel Sancho ha hecho estremecerse a toda España desde que se supo que el hijo del actor Rodolfo Sancho, que aún se refugia en Fuerteventura después de que saltara la noticia, confesara haber asesinado presuntamente al cirujano colombiano Edwin Arrieta. El joven, de 29 años, habría cometido el delito precisamente en uno de los países con la legislación más dura del mundo para estos casos, lo cual ha sorprendido aún más, y aunque muchos ya han hecho su juicio propio con lo poco que se sabe públicamente sin esperar a lo que determine un juez, lo cierto es que aún quedan muchos datos por conocer que podrían inclinar la pena hacia un lado u otro, mientras él sigue en prisión preventiva y ha declarado por segunda vez.
Por lo pronto, y a pesar de que la investigación policial ya ha sido cerrada con un final claro -que Daniel habría matado y descuartizado él sólo y con premeditación al cirujano, para luego deshacerse, todo según las pesquisas policiales, de las partes del cuerpo de Arrieta-, aún existen incógnitas como el móvil del crimen. En un primer momento se habló de un crimen pasional, pero los mensajes que intercambiaron Edwin y Daniel antes de la muerte del colombiano no han sido ni van a ser, por el momento, hechos públicos, pero éstos podrían determinar la causas reales que habrían llevado a Daniel a actuar de esta manera. Sancho declaró ante la Policía que en esa relación se sentía "rehén" en "una jaula de cristal" y que Arrieta le habría "amenazado de muerte", aunque eso tampoco se ha podido confirmar.
Al faltar partes del cuerpo por encontrar -entre ellas el torso de Edwin-, la autopsia no ha podido realizarse ni dar datos claros sobre cómo murió Edwin. Mientras, a Daniel se le habría realizado un test de alcohol y drogas, cuyos resultados se han tomado con mucha precaución por problemas de traducción. Por otro lado, según las pruebas aportadas por la Policía tailandesa en una rueda de prensa estos días, la camiseta del colombiano apareció con un agujero, signo de que podría haber sido apuñalado antes de morir, aunque Daniel sólo habría confesado una pelea física que habría terminado con Edwin con un golpe en la cabeza que habría sido fatal. El arma blanca, sin embargo, tampoco ha aparecido. Además, la familia y la defensa de Daniel lucharán por demostrar que el joven no actuó solo.
Según ha revelado Ramón Chippirrás en 'El programa del verano', abogado y portavoz de la familia en España, tan sólo se conoce "un tercio de los detalles de la investigación", por lo que todo lo que está llegando desde Tailandia lo están "cogiendo con pinzas". Además, el hándicap de traducción podrían determinar también la defensa de Daniel, por lo que hasta que no reciban una traducción jurada (es decir, que que se dé por buena y oficial), prefieren no dar más detalles, aunque ha afirmado que en cuanto haya novedades las harán públicas.
La fecha del juicio a Daniel Sancho en Tailandia
La justicia tailandesa es, sin duda, mucho más rápida que la española, por lo que no van a pasar años desde que se ha cerrado la investigación hasta que se celebre el juicio. De hecho, las fechas que se manejan pueden ser desde un mes y medio desde el cierre de la investigación (es decir, a finales de septiembre), hasta un máximo de 9 ó 10 meses. Por lo pronto, y con varias incógnitas y detalles sin resolver, hay que esperar a que el caso pase a manos de la Fiscalía del país asiático y, una vez que eso ocurra y revisen declaraciones y pruebas, se publicará la fecha definitiva del juicio.
El horizonte de Daniel Sancho, sin embargo, está cada vez más ensombrecido, y es que la Policía, tras cerrar la investigación, y con las pruebas que tiene, pedirá que se le acuse de asesinato con premeditación, un delito que en Tailandia está tipificado en su código penal la pena de muerte. Los abogados de Sancho, por su parte, tratarán de conseguir rebajar todo lo que puedan ese posible escenario, aunque si la condena fuese esa, el siguiente paso sería pedir una medida de gracia al Rey de Tailandia para que lo conmute por cadena perpetua. En ese caso, podría pedirse la extradición a España.
