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Si las novedades sobre el truculento caso protagonizado por Daniel Sancho en Tailandia nos sorprenden y nos llaman mucho la atención -como el reciente resultado de la autopsia a Edwin Arrieta o el boceto que ha hecho el joven a la policía sobre los trozos en los que habría desmembrado supuestamente el cuerpo del cirujano-, también resultan muy interesantes los detalles de la vida en la cárcel de Sancho, en la que lleva ingresado en prisión provisional y a la espera del juicio -en el que le podrían condenar a pena de muerte- desde el pasado 7 de agosto. Tras aclararse que Daniel lleva desde el primer día ingresado en la cárcel de Koh Samui y que no es trasladado a diario a ninguna otra, lo último que hemos conocido ha sido la pequeña pero nada desdeñable cantidad de dinero con la que vive en prisión.
Silvia Bronchalo, que aterrizó en Koh Samui hace unos días y ya ha podido visitar a su hijo en varias ocasiones -siendo la primera visita de lo más tensa-, ha hecho ya un ingreso de dinero a las autoridades de la cárcel para que Daniel pueda tener una vida un poco más "cómoda", dentro de lo que cabe. Concretamente, según ha podido saber Antena 3 en una entrevista al director de la cárcel, Watcharapoing Boonsaior, Bronchalo depositó 4.000 baht, que al cambio son unos 104 euros, pero Daniel no podrá disponer de todo ese dinero: los funcionarios se lo racionarán y le darán un máximo de 13 euros diarios.
Con este dinero, Daniel podrá pedir comida o comprar en el economato de la cárcel lo que necesita para su vida diaria, como objetos de aseo personal u otros útiles (generalmente a precio reducido especial para los reos). De hecho, aunque parezca poco, hay que tener en cuenta que las necesidades básicas las tiene cubiertas en prisión, por lo que esos 13 euros se los puede gastar en lo que él considere, como pedir comida a domicilio. Además, la vida en Tailandia es mucho más barata que en España.
Daniel sigue a la espera de la llegada de su padre, el actor Rodolfo Sancho, que ha preferido tomarse un tiempo en Fuerteventura, en plena tormenta mediática, antes de irse a Tailandia. Daniel tuvo que rellenar una lista con 10 personas de confianza con las que tener contacto, y su padre, por supuesto, estaba entre ellas. Y, aunque aún no se han podido ver en persona, Daniel ya ha hecho uso de 1 de las 3 videollamadas mensuales de las que dispone para hablar con él.
