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Tras someterse al Reto Men's Health, plan de ejercicio y nutrición, Grison o, lo que es lo mismo, Marcos Martínez, es otro. El antes y el después lo evidencia. El colaborador, músico y genio del beatbox ha protagonizado una espectacular sesión de fotos en Men's Health y ha concedido una entrevista que no tiene desperdicio. Aquí te ofrecemos solo un extracto de la misma. La podrás leer completa en el número de Enero-Febrero de la revista, a la venta el 23 de diciembre.
¿Cómo se pasa de parecer un pulgar con peluca a ser portada de Men’s Health?
¡Joder! Pues ha habido disciplina, sobre todo. De levantarme todos los días para hacer ejercicio, de cerrar el piquito estos dos últimos meses… El reto ha sido mi prioridad absoluta, por delante de los niños y de los pollos y del trabajo.
Lo único malo es que, como dices, te ha pillado un poco tarde esto de hacerte guapo…
Sí. Me ha pillado tarde. Ya con 40 años, la hipoteca pagada, los niños, la mujer… Ser guapo ya no me sirve de nada, tío. Mola cuando tienes 30, cuando tienes 20. Pero con 40 ya…
¿Y tu chica qué ha opinado?
Pues me está tocando con un palo, a ver si estoy ya maduro o qué… Es broma. Ella, feliz. Sabe mucho de nutrición y de ejercicio. Es que ella está muy fuerte. Te pega una hostia y te viste de torero.
¿Y tú cuánto tiempo hace que no te veías así?
Yo no me he visto así en la puta vida. Si yo con 20 años estaba ahí comiendo palmeras de chocolate, jugando al Pro Evolution… Creo que llevaba a lo mejor 15 años sin estar por debajo de los 80 kilos. Empecé el reto con 87 y ayer me pesé y estaba en 77. Así que diez kilitos me he quitado con la tontería.
Antes de ser una estrella de la tele y un sex symbol, fuiste profesor ocho años en una escuela de música. ¿Grison cómo era como profe?
¡Uf! Pues era enrollado, pero no tanto como para que los chavales se me subieran a la chepa. Era un agobiado, eso sí. En las clases me preparaba cosas muy buenas, me lo curraba un montón. Pero era muy difícil, tío.
¿Más difícil que hacer 'La Revuelta'?
Infinitamente más. Tienes que tener mucha paciencia. Había a lo mejor clases de 30 niños de los que estudiaban dos o tres, y al resto se la pelaba la música. Y a mí eso me ponía muy nervioso. Había días que volvía a casa en el coche, y del estrés que llevaba y de lo atacado que había salido, no recordaba el trayecto. No me acordaba.
Y de ahí, a 'La Revuelta' a hacer chistes sobre drogas. Tú, que no has probado jamás las duras y que evitas el alcohol desde que a los 13 o 14 años tuviste un coma etílico…
Así es. Mira, ¿ves este diente que tengo aquí partido? Pues me lo destrocé ese día. Por lo visto, me subí a un tejado en Colmenar Viejo y me caí desde cuatro metros de altura. Y desde ese momento, no me gusta engancharme moñas.
¿Qué es peor? ¿Un chiste sobre drogas o que se metan con Lalachus por gorda?
Yo lo tengo clarísimo, ¿no? Los chistes sobre drogas son chistes. Lo otro no es un chiste. Te estás metiendo con una persona real tratando de minar su autoestima y la confianza en sí misma. Y eso no mola.
¿Le ofrecemos una portada de Men's Health a David Broncano?
Pues a lo mejor se anima. Yo siempre le digo que tiene cuerpo de torero. Tiene cuerpo de novillero o de actor porno de los años 70, así como espigado.
¿Cómo es como jefe?
Es muy listo el cabrón. Consigue que pienses que es tu amigo… Pero no es tu amigo, es tu jefe. O sea, al final lo ves como a un compañero, pero no lo es: es tu jefe. Y cuando toca, hace de jefe pero bien. Pero vamos, que al final todo guay, porque es un tío que no conoce el ego ni la envidia. Va a su bola y duerme bien todas las noches.
