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Cayetano Rivera ya se ha visto ante el juez este 17 de noviembre, una vista oral para la que ha sido requerido tras su reciente accidente de tráfico, y en la que se tratará de esclarecer qué pasó realmente, pues a pesar de que el atestado policial señala que se negó a hacerse la prueba de alcoholemia, tanto él como su abogado han afirmado que no fue así, sino que los agentes no se lo ofrecieron. Sin embargo, antes de defenderse ante el juez, ha querido ofrecer sus primeras palabras ante la Prensa para defenderse públicamente sobre los rumores que han rodeado al siniestro: "Estoy bien. Me despisté porque fui a coger el mando, nada más", ha explicado -refiriéndose al mando de la entrada a su urbanización- ante los micrófonos sobre lo ocurrido. Eso sí, preguntado por los pormenores, como si se dio a la fuga o si se negó a la prueba con el etilómetro, ha señalado: "No voy a entrar en nada más que no pueda demostrar".
El diestro, probablemente aconsejado por su abogado, Joaquín Moeckel, no ha querido entrar en detalles ante la Prensa acerca de lo sucedido, pero sí ha querido dejar claro que no entiende el revuelo, porque "solo ha sido una rotonda" y "es algo que le puede pasar a cualquiera". Sin embargo, hay que entender que el apellido Rivera pesa, y cualquier movimiento de la familia llama mucho la atención, especialmente algo tan controvertido como este accidente, al que rodean tantas dudas, como por qué se fue a su casa (a apenas unos metros de donde ocurrió el siniestro) o qué pasó realmente con el control de alcoholemia, que suele ser rutinario en estos casos.
A qué posible pena se enfrenta Cayetano Rivera tras su accidente de tráfico
El propio torero ha aclarado en sus primeras palabras ante los medios que no pesa sobre él una denuncia por fuga, pues según explicó su abogado, aunque se fue a su casa, estaba perfectamente localizable para cuando llegaron los agentes, a los que atendió sin problemas. Pero ante un siniestro de estas características, los agentes abrieron un expediente que ahora se dilucidará en el Juzgado de Instrucción número 4 de Alcalá de Guadaíra (Sevilla).
Si hubo o no un delito de desobediencia por esa presunta negativa a someterse al test de alcoholemia, lo tendrá que decidir el juez, porque es su palabra contra la de los policías. De resultar culpable, el castigo está claro en el Código Penal: de 6 meses a un año de prisión, de 1 a 4 años de retirada del permiso de conducir y una sanción de 80 euros. Se prevé que el juicio sea rápido, así que en breve deberíamos conocer la resolución. Joaquín Moeckel ya anunció que irá a por todas: "La Policía Local de Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra puede hacer el atestado que considere oportuno y ese atestado se somete a control judicial. Estamos hablando de los atestados como si fueran el evangelio, palabra de Dios; esa es la versión de la Policía, pero tiene una contraversión, que es la del afectado", dejó claro en La Sexta unos días atrás.
















