Rocío Carrasco y Antonio David Flores, 25 años de la boda que cambió sus vidas
El 31 de marzo de 1996, la hija de Rocío Jurado y el exguardia civil se dieron el 'Sí, quiero' en Yerbabuena. Rocío ha afirmado en su documental que no guarda ninguna foto de ese día. Diez Minutos estuvo junto a los novios y los invitados. Recuperamos todos los detalles del enlace, incluida una anécdota con las alianzas, que Rocío tiró por el váter tras su divorcio en 1999.
Aunque llevan más de dos décadas separados, la boda de Rocío Carrasco y Antonio David Flores está más de actualidad que nunca, después de que la hija de La Más Grande haya roto su silencio para contar su verdad. Este 31 de marzo se cumplen 25 años del enlace que ha protagonizado uno de los episodios del documental y del que Rocío ha dicho frases como: "La boda la organizaron entre mi tío Amador, Gloria y mi madre. Yo cuando me casé estaba embarazada de tres meses. Era mi deseo, pero también era el deseo de mis padres, de los suyos. Era formalizar algo que se tenía que hacer. Fue un día muy feliz y yo lo viví como un cuento".
"Nadie me dijo que tenía que casarme, pero sí me fueron lanzando mensajes de 'ahora toca lo que toca'. Era una bola que se iba haciendo cada vez más grande", desvelaba la hija de la Jurado. Y otra de sus revelaciones ha sido: "No tengo ni fotos ni alianza porque la tiré por el váter. No tengo absolutamente nada. Yo no tengo nada que ver con esta persona o con este ser".
Diez Minutos estuvo presente ese día y, a continuación recuperamos las imágenes y anécdotas de uno de los enlaces que más ha dado que hablar en los últimos años, por sus estilismos y también por todo lo que pasó después.
Boda en Yerbabuena
El 31 de marzo de 1996, hace exactamente 25 años, se casaban Rocío Carrasco y Antonio David Flores. Se dieron el 'Sí, quiero' en la ermita Las Vírgenes, de la finca Yerbabuena, donde el año anterior habían contraído matrimonio su madre, Rocío Jurado, y el torero José Ortega Cano.
Pedro Carrasco, padre y padrino
La novia, acompañada de su padre y padrino, Pedro Carrasco, llegó a la ermita en una calesa del siglo XVIII. Cohetes, tambores y música recibieron a Rociíto...
De hecho, un grupo de rocieros, pertenecientes a la Hermandad de Almonte, le cantaban "¿Por qué te llamas Rocío?", un tema compuesto en exclusiva para la ocasión.
La madre del novio, la madrina
Minutos antes, otra carroza había trasladado al novio y a su madre y madrina, doña Luisa Carrasco, hasta las puertas de Las Vírgenes.
David confesaba: "No la he visto, así que no sé como es el vestido. Será maravilloso, como ella. Lo que sí sé es que cuando entre ahí veré cumplido el sueño de mi vida".
Diez Minutos, presente
Cubrieron esta boda 150 periodistas acreditados, entre los que no faltó un equipo de Diez Minutos, que llevó el enlace hasta la portada de esa edición.
Una capilla en el Domingo de Ramos
El día amaneció nublado en el pueblo sevillano de Castilblanco de los Arroyos, donde se asienta Yerbabuena.
La capilla estuvo decorada acorde con el Domingo de Ramos, con palmas, ramos de olivos y flores de azahar traídas de Chipiona.
La novia, embarazada
El embarazo de Rociíto adelantó la boda, que fue señalada para el 31 de marzo porque, según un estudio astrológico de Vicente Casania, es un día lleno de simbolismo.
Novios y padrinos, en la imagen, escucharon emocionados las palabras de oficiante.
Cambio de hora la noche anterior
El cambio de hora durante la noche anterior hizo que los novios llegaran con una hora y cuarto de retraso. Sólo los más íntimos tuvieron acceso a la ermita, donde veíamos esta imagen...
Los novios se equivocaron con los anillos
Al ponerse las alianzas, que portaron una prima de la novia y dos sobrinos del novio, los contrayentes se equivocaron de mano. Jesús Haro, que también casó a Rocío Jurado un año antes, les indicó el error.
Los anillos estaban compuestos cada uno de seis aros de oro de tres colores: rojo, amarillo y blanco, que giran entre sí. Fueron un diseño de la propia Rociíto y aseguraron que eran mágicos y representaban la vida del matrimonio, con subidas y bajadas.
Una misa rociera con los Marismeños
Rociíto estuvo muy risueña durante la misa rociera en la que cantaron los Marismeños. Él estuvo más serio, pero igual de emocionado.
Rocío Jurado, muy emocionada
La cantante, madre de la novia, durante la ceremonia, al lado de Ortega Cano, se levantaba el velo que le cubría la cara para secarse las lágrimas. Rocío lució un moño con postizo, sobre el que iba la flor que componía su tocado.
El look clásico de Rociíto
Rocío escogió un vestido de corte clásico que contrastaba con su juventud. Antonio Ardón trabajó a marchas forzadas en el traje, de raso color marfil, con falda estrecha, espalda al aire y escote redondo.
Llevó sus habituales lentillas azules. Los pendientes, pequeños, eran de diamantes con forma de flor. En el cuello, atada con una cinta de raso, lució la misma cruz que llevó su madre en su boda.
Una cola de siete metros
Completó el vestido una sobrefalda de tres metros de largo y cubríó sus hombros con una torera corta, de seda natural de encaje.
La novia tocaba su cabeza con un velo de tul, de siete metros de largo.
Llevó pelo postizo
El peinado fue obra de Rupert, que disimuló el pelo corto de la novia a base de postizos.
Recogido de la cara y con volumen en la parte superior, formó la melena con un postizo de bucles de un metro de largo, elaborado con dos kilos de cabello de Perú y salpicado con perlas traídas especialmente desde Nueva York.
Así fueron sus zapatos
Los zapatos de tacón alto, confeccionados en raso, como el vestido, iban atados al tobillo con cintas.
El ramo, con flores de Chipiona
El ramo de la novia, obra de Nacho Álvarez, fue elaborado con orquídeas, adornadas con hojas verdes y pequeñas flores blancas, todas ellas traídas de Chipiona, tierra natal de la tonadillera y lugar donde se conocieron los novios.
Besos y más besos
Una vez finalizada la ceremonia, los novios se besaron repetidamente para que los medios de comunicación captaran la imagen perfecta.
¿Dónde se fueron de Luna de Miel?
¿Y después de casados? Además de la fiesta que les esperaba, estaban deseando irse de Luna de Miel a un lugar "soleado y con playa", según el novio.
Única foto de familia
Pedro Carrasco se mostró en un segundo plano aunque fuera el padrino, y al salir de la iglesia posaba con su hija y su exmujer, para la única foto de familia.
Rocío y José, inseparables
Rocío acudió de la mano de su marido Ortega Cano, y ni en la ceremonia ni en el banquete coincidió con su exmarido, el boxeador Pedro Carrasco.
El convite, en mesas redondas
La comida de la boda se sirvió en una carpa de mil metros cuadrados decorada en blanco y fucsia. Los invitados se distribuyeron en mesas redondas que estaban presididas por centros de flores y adornadas con coloridos manteles.
El banquete estuvo servido por Rafael Juliá, el mismo que confeccionó el menú del enlace de Ortega Cano y Rocío Jurado.
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