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Nacida en 1999 Amaia Romero tenía muy claro que lo suyo era triunfar en el mundo de la música, por eso dedicó toda su niñez a la formación en conservatorios y escuelas de música y a presentarse en concursos musicales como 'El Número Uno' de Cuatro donde se enfrentó por primera vez a Mónica Naranjo como jurado quien se vio en la tesitura de comunicarle que estaba fuera del concurso después de un duelo con Alberto. Aunque su salida fuera un poco traumática en su momento, esto le hizo querer seguir en la brecha y volver a presentarse en 'Operación Triunfo' donde finalmente ha conquistado a todos gracias a su desparpajo y a estas claves:
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Lo primero que llamó la atención de Amaia a su paso por 'OT' es su gran voz y su fuerza en el escenario. Sus actuaciones eran de las más esperadas en la Academia pues todos sabíamos que íbamos a terminar con los pelos de punta.
Sencilla en el día a día y en su armario. La cantante ha demostrado tener un estilo natural y sobrio y no tener miedo de repetir modelo, incluso la hemos llegado a ver con su vestido de terciopelo que tanto usó en la Academia en algunas entrevistas internacionales fuera de ella.
Los pantalones son una de sus prendas más cómodas y repetidas. Recordemos que en su estancia en 'OT' se convirtió en una de las revolucionarias contra los estándares de belleza de las mujeres junto con Aitana. Ambas repetían cada semana la "pereza" que les daba depilarse llegando a negarse en alguna gala a ir "perfectas".
Y es que Amaia se muestra tal y como es, sin complejos. Sin importarle la reacción que tenga la gente, demuestra tener un gran sentido del humor y una naturalidad a la hora de hablar de cualquier tema que debería implantarse en todos nosotros.
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Amaia Romero y su sinceridad
A la joven no le importa asegurar que se ha equivocado en medio de una canción como ya hiciera Rosa López en una gala de 'OT 1', ni tampoco mostrar que está cansada o que no le ha gustado lo que acaba de ver, ¡o todo lo contrario!. Eso sí, todo lo hace con una sonrisa dulce que deja ver que lo que dice no tiene ninguna maldad. Más de una vez ha sorprendido por salir airosa de sus fallos.
Y es que la sencillez es su gran rasgo definitorio con el que nos ha conquistado. Tan solo le hace falta ser ella para convertirse en el centro de atención de todas las miradas y los focos porque haga lo que haga es capaz de despertar un fuerte sentimiento en los demás: ya sea poner el bello de punta con su voz o despertar una sonrisa dulce con algunos de sus comentarios.
Aunque finalmente no llegase a cuajar la relación, todos nos quedamos embobados viendo cómo estos dos jóvenes se conquistaban a golpe de acordes y confesiones en la Academia, enamorándose entre ellos y a todos nosotros.
A pesar de la rapidez con la que ha fluido toda su fama, Amaia no ha cambiado ni un ápice desde que entró al concurso y sigue siendo igual de natural que siempre. Apoyada en Alfred, conquistó no solo a los españoles sino a todos los periodistas y representantes que compartieron su paso por Eurovisión. Lástima que no se reflejara más tarde en las puntuaciones.
Con todo esto no hay que dejar de lado la gran formación y el respeto por la música que demuestra en cada una de sus actuaciones en las que transmite todo el sentimiento que nos ha demostrado tener en el día a día. Porque Amaia es magia.
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