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Renovar el cuarto de baño sin necesidad de obras es más sencillo de lo que parece si sabemos dónde apuntar la escobilla. Así lo defiende la interiorista Mar Vidal en su podcast ‘Interiorismo y reformas’. A lo largo de uno de sus episodios, pone en valor un elemento muchas veces relegado a un segundo plano: “Unos accesorios adecuados sacarán todo el potencial”.
Para la experta, tienen la capacidad de transformar por completo una estancia sin recurrir a reformas complejas. Como hemos podido escucharle decir en varias ocasiones en el programa, remodelar nuestro hogar no pasa necesariamente por tirar tabiques y hacernos con todas las novedades del Ikea. Apostar por accesorios bien escogidos y auxiliares calculados puede ser suficiente para transformar por completo, en este caso, el baño.
Un baño de ensueño sin obras
A simple vista, lo que Vidal nos propone es la única manera de darle ese toque final que marca la diferencia sin necesidad de llamar a Manolo y Benito. Lo que viene a recordar además es que el margen de actuación esta vez es reducido: “Estamos hablando de una estancia que tiene cuatro muebles: un lavabo, un váter, un bidé si me apuras y una ducha”, detalla.
Precisamente por esa limitación, los accesorios cobran aún más relevancia. Para ejemplificarlo, enumera aquellos que considera imprescindibles: “Por ejemplo escobilla, chisme de poner papel, toalleros, pomos donde se cuelga la toalla, cestas, bandejas sobre encimera y también la cesta de la ropa sucia son básicos que tienes que cuidar en el baño”, subraya.
Siguiendo su consejo, lo he ido poniendo en práctica con mi mudanza porque... A ver, es cierto que el baño del piso nuevo estaba bien. En principio no tenía intención de hacer obras ni de gastar mucho dinero. Sin embargo, escuchando a Vidal, decidí empezar por lo más sencillo: cambiar los accesorios que ya había. La escobilla de plástico blanco fue la primera en caer, seguida del portarrollos y de los toalleros. Solo con ese gesto el baño dejó de parecer de servicio de habitaciones.
Después añadí una bandeja sobre el lavabo para organizar el jabón, los cepillos y la pasta de dientes, y una cesta para la ropa sucia de mimbre mucho más estilosa que la tenía antes. También coloqué un par de organizadores dentro de los cajones para tener todos los productos de cosmética mucho más al día. El resultado fue inmediato: el baño empezó a verse más ordenado, más coherente y, sobre todo, más pensado.
El último cambio, aunque Vidal lo pasa por alto, fueron todo lo relativo a los textiles. He incluido toallas nuevas, una alfombrilla de piedra seca y una cortina de ducha que aportara algo de color. Con ello he llegado a una conclusión bastante sencilla: no hace falta meterse en obras para notar un cambio real. A veces basta con mirar con más atención esos pequeños objetos que siempre damos por hechos. Los accesorios no son un detalle menor, son, muchas veces, lo que marca la diferencia.
Juan Sáez es experto en cultura pop, crónica social y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos sociales y culturales bajo una mirada crítica y comprometida. Lo que Carrie Bradshaw habría sido si, en lugar de subirse a unos Manolos, se hubiera comido una caja de seis.
Licenciado en Periodismo por la Universidad Carlos III, analiza tendencias, historias y noticias desde el humor para que el lector ría y reflexione en una sola pieza. Ha colaborado en programas de televisión y crea contenido para redes, donde aporta análisis frescos e irónicos con un sello muy personal.

