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Empezar una nueva relación después de una separación no suele ser un camino sencillo. Cuando además hay hijos pequeños, la situación se vuelve más delicada. Aparecen dudas, miedos, cierta culpa y muchas preguntas sobre cómo afectará esta nueva etapa a los niños. Tras la ruptura de Kiko Rivera e Irene Rosales, nos pusimos en contacto con la psicóloga Leticia Martín Enjuto, especializada en gestión emocional, para conocer las claves para una separación sana cuando hay hijos y que estos no sufran. Ahora, que la influencer ha comenzado una nueva relación, volvemos a charlar con la especialista para conocer cómo afrontar las nuevas relaciones cuando se tienen hijos pequeños. "No es recomendable presentar a la nueva pareja de forma inmediata", expone la experta, que también reconoce que "se genera un vínculo mucho más genuino y duradero".
"No se trata únicamente de 'volver a enamorarse', sino de reconstruir un nuevo equilibrio emocional y familiar tras un cambio profundo en la vida. Después de una ruptura, es natural que el adulto necesite tiempo para recomponerse, procesar lo ocurrido y reencontrarse consigo mismo fuera de la pareja anterior. A veces, el entorno, como ocurre con figuras públicas como Irene Rosales, pueden ejercer cierta presión, empujando a 'rehacer la vida' rápidamente. Pero cada persona tiene su propio ritmo, y apresurar un nuevo vínculo puede ser tan perjudicial como negarse la oportunidad de volver a abrir el corazón", nos aclara la psicóloga.
Martín Enjuto considera que una de las emociones más frecuentes a la hora de rehacer, o no, la vida sentimental es la culpa parental. "Muchos padres y madres temen que iniciar una nueva relación pueda descolocar a sus hijos o hacerles daño. Sin embargo, los niños no necesitan padres perfectos, sino adultos serenos, coherentes y afectivos. Si el progenitor está emocionalmente estable, transmite esa tranquilidad a los pequeños, y ellos la asimilan de forma natural, sin dramatismos", explica la experta.
La psicóloga Martín Enjuto considera clave la comunicación con los niños
Otro punto a tener en cuenta es que no siempre los tiempos del adulto coinciden con los de los hijos. "Mientras la persona separada puede sentirse preparada para conocer a alguien nuevo, los niños quizá necesiten más espacio para adaptarse a los cambios. No es recomendable presentar a la nueva pareja de forma inmediata ni forzar la convivencia. Las relaciones sanas se construyen con calma, paso a paso, desde la autenticidad y el respeto", analiza la psicóloga, que considera fundamental "la comunicación" entre padres e hijos. "Aunque los niños sean pequeños, perciben los cambios y las emociones de los adultos. Es mejor ofrecerles explicaciones sencillas y adaptadas a su edad, en lugar de ocultar lo que está ocurriendo", considera Martín Enjuto.
"Decirles algo como: 'He conocido a alguien que me hace sentir bien, y con el tiempo tú también lo conocerás, puede ayudarles a comprender la situación sin sentirse confundidos o apartados. La claridad, dicha con cariño, siempre da seguridad. La nueva pareja, por su parte, necesita tiempo y claridad emocional. No debe intentar ocupar el lugar de la figura parental ausente, ni convertirse en un 'nuevo papá' o 'nueva mamá'", expone la psicóloga Leticia Martín Enjuto.
La experta en gestión emocional considera que el papel de la nueva pareja debe ser el de "observar, acompañar y respetar los ritmos familiares", ya que cuando la relación con los niños se da de manera natural, sin presiones ni etiquetas, "se genera un vínculo mucho más genuino y duradero".
En paralelo, es esencial cuidar el tipo de relación que se mantiene con la expareja. "Aunque haya diferencias o heridas previas, un trato respetuoso y una comunicación mínima, pero funcional ayudan enormemente a los hijos. Los niños no deben verse atrapados entre dos mundos ni sentirse obligados a elegir. Cuando los adultos logran mantener un clima emocional tranquilo, los pequeños se sienten seguros para aceptar los nuevos vínculos que surjan", expone Martín Enjuto.
La psicóloga explica que "casos como el de Irene Rosales ponen sobre la mesa que sí es posible reconstruir la vida afectiva tras una separación, incluso cuando hay hijos de por medio. Lo esencial es hacerlo desde la honestidad, la madurez y el cuidado de los procesos emocionales, priorizando siempre el bienestar de los niños".
Martín Enjuto concluye que "iniciar una nueva relación tras una ruptura es un ejercicio de autoconocimiento y de empatía. No existen fórmulas mágicas, pero sí actitudes que ayudan: escucharse, respetar los tiempos de los hijos, no precipitar las presentaciones y mantener la autenticidad en cada paso. El amor de pareja y el amor hacia los hijos no compiten; pueden coexistir y fortalecerse mutuamente cuando se viven con conciencia".
