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Isabel Preysler lleva, prácticamente, tres cuartas partes de su vida siendo famosa en España, y sin embargo, a sus 74 años, ha conseguido sorprendernos a todos con una versión completamente desconocida de sí misma. La socialité acaba de publicar su libro de memorias, en el que repasa sus grandes historias de amor, sus tres bodas y hasta ha sacado sin pudor las cartas de su sonada ruptura con Mario Vargas Llosa. Y todo por una razón: dar, de una vez por todas, su propia versión sobre lo que ha vivido, que en muchas ocasiones han contado otros, con mayor o menor acierto. Isabel ha dado, con este libro autobiográfico, un golpe en la mesa para recuperar el relato de su vida y que, por fin, todos conozcan su verdad, aunque no sea una verdad perfecta. Y precisamente este es el motivo que la psicóloga Leticia Martín Enjuto ve detrás de la publicación de este libro: "Uno se cansa de las apariencias, de sostener una versión perfecta de sí mismo", señala tajante.
Tras salir a la luz la autobiogafía de la conocida como 'Reina de Corazones' por sus mediáticas relaciones con cantantes, políticos y hasta premios Nobel, Leticia opina: "Isabel Preysler ha sido, durante muchos años, una figura muy presente en la vida social y mediática de nuestro país. Su nombre se asocia con elegancia, discreción y una vida que, desde fuera, siempre ha parecido impecable. Sin embargo, detrás de esa imagen tan cuidada hay una persona con historia, emociones y vivencias propias. Que haya decidido contar parte de su recorrido en unas memorias me parece un gesto profundamente humano: el de quien necesita mirar atrás, ordenar su vida y hablar en primera persona, sin intermediarios".
Además, añade: "Desde la psicología, entendemos que en algún momento de la vida aparece el deseo de comprender lo vivido [...]. En el caso de Isabel, tras tantos años de exposición pública, escribir sus memorias puede ser una forma de recuperar el control sobre su relato, de ofrecer su propia versión después de tanto tiempo siendo interpretada por otros. [...] Escribir puede tener un valor reparador. Es una manera de poner orden, de reivindicar su voz y de decir 'esta soy yo'. En terapia, muchas veces observamos cómo narrar la propia historia ayuda a sanar. No se trata de justificarse, sino de comprenderse", explica, algo que también ha explicado Mar Flores tras publicar sus memorias, con las que ha pretendido sanar su pasado para poder seguir adelante.
El hecho de haber mantenido una imagen impoluta durante décadas, y a pesar de haber sido salpicada por muchas polémicas de las que ha terminado saliendo casi indemne, ha requerido mucha contención y mucho silencio por su parte. Por eso, Isabel ha decidido liberarse: "Llega un momento en la vida en que uno se cansa de las apariencias, de sostener una versión perfecta de sí mismo. Mostrar la parte más humana, incluso las heridas o las contradicciones, puede ser un acto de honestidad y liberación. En Isabel Preysler, ese gesto adquiere un valor especial: es mostrarse con humanidad, sin tanta distancia".
Leticia Martín, psicóloga, sobre las memorias de Isabel Preysler: "No deja de ser una decisión valiente"
Isabel Preysler ha estado siempre acostumbrada a callar o a dar las explicaciones justas para no entrar en controversias ni cruces de acusaciones mediáticos, lo que a veces ha significado que el público se ha creado una imagen que poco tiene que ver con la realidad, y este libro intenta desmontar eso que la gente piensa sobre ella: "No deja de ser una decisión valiente, sobre todo en alguien tan acostumbrado a mantener su intimidad. Exponerse públicamente conlleva riesgo, y más cuando el público lleva décadas observándola con lupa. Pero también puede ser un acto de coherencia personal, una manera de cerrar etapas y mostrarse tal y como uno es, sin la necesidad de complacer ni proteger una imagen", nos dice Leticia.
"En la psicología del desarrollo se habla de cómo, al llegar a cierta etapa vital, las personas sienten la necesidad de hacer balance, de integrar su historia. No se trata de idealizar el pasado, sino de aceptarlo con sus luces y sus sombras. Quizás eso sea exactamente lo que está haciendo Isabel Preysler: mirar atrás con serenidad, entender su recorrido y abrazar lo que ha sido, sin juicio, con una mirada más compasiva hacia sí misma [...]. Lo que hay detrás de su decisión es algo que todos, en algún momento, necesitamos: ser comprendidos. Más allá de la fama o del personaje público, está la persona que quiere ser recordada no solo por su imagen, sino por su verdad. Escribir sobre la propia vida no es un gesto de egocentrismo, sino un acto de autoconocimiento. Y en su caso, quizá también sea una manera de cerrar un ciclo y, al mismo tiempo, de abrir otro, más libre y más genuino".
