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Cayetano Rivera sufrió un accidente de coche en la noche del pasado 9 de noviembre. El torero estrelló su coche contra una palmera de una rotonda situada a la salida del Real Club Sevilla Golf en Alcalá de Guadaíra, muy cercano a su domicilio. No hubo daños personales, solo materiales, y eso es lo que destacan su hermano, Francisco Rivera, y Canales Rivera, primo del diestro. Sobre este tema, que ha generado cierta controversia, el propio abogado de Cayetano ha aclarado que ni se dio a la fuga ni se negó a hacerse la prueba de alcoholemia. Y ha explicado que el siniestro se produjo porque el torero apartó brevemente la vista de la carretera para coger el mando del garaje de su residencia. Sobre la situación en la que se puede encontrar ahora Cayetano le preguntamos a la psicóloga experta en salud mental Leticia Enjuto, quien tiene claro que "lo importante es tener a quien acudir sin miedo a ser juzgado".
"Un accidente puede cambiarlo todo en cuestión de segundos. De repente, lo que era rutina se convierte en incertidumbre, y el cuerpo reacciona como si estuviera en alerta constante. Es normal sentirse confundido, con miedo o incluso como si todo fuera irreal. Son reacciones humanas ante un suceso que nos sobrepasa y que el organismo intenta asimilar como puede", explica Leticia Enjuto.
"Después de algo así, muchas personas sienten culpa. A veces sin razón real, pero la mente busca entender, encontrar un 'por qué'. Nos repetimos 'si hubiera hecho esto o aquello…' como si con ello pudiéramos reescribir lo ocurrido. Es una manera de intentar recuperar el control, pero es importante recordar que no siempre todo depende de nosotros", comenta. Para la psicóloga es muy importante "darse permiso para sentir sin juzgarse. Incluso cuando no hay consecuencias irreparables, un accidente deja huella. Se pierde algo más que lo material: la calma, la confianza, la sensación de seguridad".
El consejo de la psicóloga a Cayetano Rivera: "Rodearse de gente que ofrezca apoyo sincero"
La psicóloga afirma que es muy importante "reconocer ese duelo necesario", ya que "fingir que no pasa nada o intentar volver a la normalidad demasiado pronto suele ser una forma de evitar el dolor, y eso solo alarga el proceso de recuperación. Las miradas, los comentarios y el juicio público pueden convertirse en una carga añadida. En esos momentos, rodearse de gente que ofrezca apoyo sincero es esencial. Es importante es tener a quién acudir sin miedo a ser juzgado".
En este tipo de situaciones, recurrir a un profesional puede marcar la diferencia. Un psicólogo "puede acompañar a entender lo que está pasando por dentro, ayudar a calmar la mente y a prevenir que el malestar se cronifique. No se trata de olvidar, sino de aprender a convivir con la experiencia sin que domine tu vida. Hablar de lo ocurrido, ponerle palabras, puede ser muy liberador. No hace falta tener un discurso perfecto; basta con poder expresar cómo te sientes, aunque sea con alguien de confianza".
Leticia considera que "el silencio, aunque a veces parezca protector, puede volverse un peso. Compartir el dolor es una forma de aliviarlo y la vuelta a la rutina debe hacerse poco a poco" porque "cada persona tiene su ritmo, y es importante respetarlo. Volver a salir, retomar actividades o recuperar la concentración son pasos que requieren paciencia y cuidado. Celebrar cada avance, por pequeño que sea, ayuda a recuperar la confianza".
Otro de los puntos clave al que se refiere la experta en salud mental Leticia Enjuto para personas que hayan vivido un suceso similar al de Cayetano Rivera es el entorno. "Quienes acompañan a alguien que ha vivido un suceso así pueden ayudar simplemente estando presentes, escuchando sin opinar, ofreciendo compañía sin exigir. A veces no hacen falta consejos, solo una presencia tranquila que dé seguridad. En estos casos, la empatía y el respeto son los mejores gestos de apoyo".
"Con el tiempo, muchas personas descubren que de las crisis también pueden surgir aprendizajes. No significa negar el dolor, sino integrarlo. Lo que antes parecía una herida puede transformarse en una fuente de fortaleza o en una nueva forma de ver la vida. Esa es la esencia de la resiliencia: reconstruirse sin perder la sensibilidad", asegura la psicóloga Leticia Enjuto.








