Del odio al amor

Mientras Elsa sigue demostrando sus dotes de enfermera en el hospital de campaña...

Antolina convence a Isaac para realizar el viaje a la capital que le prometió. De vuelta, critica de nuevo a Elsa, pero Matías, Carmelo y Fe la defienden.

Incluso Álvaro, el nuevo doctor, ha cambiado su opinión sobre ella aunque no quiere reconocerlo.

Tras asimilar la marcha de Gonzalo, María pide a Adela que acoja en su escuela a Beltrán y a Esperanza. La profesora acepta pese a las advertencias de su esposo y amigos sobre las consecuencias que le puede traer enseñar a los bisnietos de la Montenegro.

Mientras Mauricio explica a Julieta en una cabaña que él y Prudencio la secuestraron para protegerla de los Molero, Saúl sigue a su hermano convencido de que la llevará donde está su amada.

Él se da cuenta y vuelve sobre sus pasos haciéndole creer que está equivocado, como le asegura Severo. Sin embargo, poco después este observa movimientos extraños en Mauricio y lo espía con ayuda de Carmelo.

Elsa se preocupa por la pequeña Camelia, es la única que no mejora y quiere probar un tratamiento que comenta con Álvaro.

Por primera vez este no solo no se opone sino que la anima y le muestra su admiración.

Poco después, Dolores, que echa de menos a su amado Tiburcio, se ofrece a colaborar en el hospital como él para estar a su lado.

Ajeno a esto, Hipólito prueba una sustancia elaborada con hoja de ginkgo que ayuda a recordar y le vienen a la cabeza momentos felices con su padre fallecido.

Después del viaje a la capital, Antolina está segura de que Isaac se rendirá a sus encantos y organiza una romántica cena en casa.

El joven se deja llevar y la pareja, al fin, consuma el matrimonio.

Horas más tarde, la mujer despierta de un plácido sueño y descubre que está sola. El carpintero, arrepentido de lo que ha hecho, se ha ido sin dejar rastro.

Pasan los días y, aunque Camelia y Marcela no han recibido el alta, Elsa cree que ya no es necesaria en el hospital y comunica a Álvaro su marcha, sin embargo, no se va porque el doctor le pide que permanezaca a su lado.

Tras seguir a Mauricio, Severo y Carmelo descubren dónde está Julieta y se dirigen a La Casona para comunicarlo. Llegan cuando Raimundo interroga al capataz sobre la desaparación de la muchacha, pues también ha empezado a desconfiar de él.

El empleado confiesa su implicación en el secuestro y los motivos que le llevaron a él y a Prudencio a hacerlo. Severo y Carmelo corren a avisar a Saúl y ponerle al día.

Movido por la desesperación, Saúl corre a rescatar a su amada, que lo cubre a besos cuando abre la puerta.

En ese momento, Lamberto Molero y sus hombres empiezan a dispararles y ellos logran huir mientras ellos cargan las armas. Sin embargo, a Molero aún le queda una bala que dirige a Julieta.

Prudencio, que ha llegado con Raimundo, Mauricio y la Guardia Civil, se pone en medio y la recibe en su pecho.