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Telmo ofrece su ayuda a Lucía para comprender por qué
fue repudiada, pero la joven no busca respuestas y no se mueve por dinero.
El cura se debate entre sus sentimientos y el deber de obedecer a su orden. Para aclararse, se marcha a Salamanca en busca de algo de claridad sobre este asunto que lo atormenta. “Necesito saber realmente cuál es el pasado de Lucía”, reflexiona.
La bella mujer se queda muy triste y Celia le organiza una fiesta. Sin embargo, no se siente en su ambiente y se refugia en el altillo con todas las criadas.
El prior revela al sacerdote la verdad. A su vuelta, él confirma a la joven que sus padres, los Válmez, eran hermanos.
Por desgracia, tras conocer los hechos, Lucía se queda confundida y pide a Telmo que la acompañe a la ciudad castellana. “Quiero renunciar a mi herencia en beneficio de la Orden del Cristo Yacente”, le dice.
Pero antes de marchar, Samuel le cuenta su charla con Joaquín: “Esa orden va tras tu fortuna. Ten cuidado con Telmo”. Prevenida y muy dolida, la chica rechaza la compañía del cura en su viaje. Sin embargo, por el camino se encuentra con una sorpresa terrorífica.
A partir de ese momento, su mejor apoyo será Samuel, pero su relación no es bien vista en el barrio. Susana le recuerda a Celia que no es muy adecuada.
Por su parte, Telmo, atormentado, reconoce que está perdidamente enamorado de Lucía.
Higinio improvisa una excusa para salir indemne de las acusaciones que le hacen, ya que lo apoya el médico que atendió al Peña.
Ante esta situación, el doctor queda en evidencia. Entre la espada y la pared, ordena a María que ponga en marcha el plan por el que vinieron a Acacias.
La mujer acude a casa de los Hidalgo y revela que estuvo con Maximiliano. “¿Por qué habéis venido después de tantos años?”, le pregunta Rosina, pero en ese momento aparece Casilda y la mujer no responde.
Liberto, que no puede ver a su esposa en ese estado de nervios, ofrece a Higinio saldar la deuda del alquiler si echa a su criada.
Asustado, el falso doctor se lo cuenta a María, que decide despedirse del altillo, pero cuando Casilda se entera, sale en su búsqueda y la mujer le acaba contando la relación real que las une.
El estado de Servando es muy preocupante. En sus delirios, el hombre le cuenta a Casilda una historia que jamás había relatado a nadie. Más tarde, la doncella le dice a Leonor que el hombre colaboró para que dos mujeres pudieran casarse hace unos años.
Fascinada con lo oído, la ocurrente joven crea un plan con las otras criadas para sonsacarle más información. A continuación, la hija de Rosina, realmente conmovida, pide hablar con Servando del tema, pero el hombre se niega en redondo y sale huyendo al altillo muy contrariado. “Me encuentro en las últimas y nadie me lo quiere decir”, piensa asustado.
Pasado un tiempo, el servicio descubre que ha desaparecido del barrio y todos comienzan a buscarlo, sin mucho éxito. Él que más se empeña en dar con su paradero es Cesáreo, aunque en apariencia sean rivales.
Tras algunas horas de rastreo, el sereno lo encuentra, pero en un estado lamentable. “Estaba tirado en el suelo y muy despistado”, explica. Todas las criadas se vuelcan en ayudarlo con sus problemas. La autoestima del portero se ha quedado tocada tras ver la impresión del cartel.
Por su parte, y ante el mal ambiente que se ha creado con la señora Hidalgo, María le cuenta a Leonor su auténtica relación con Maximiliano.
Declaración que la deja anonadada, pero Rosina, su madre, está muy feliz con el despido de la mujer, no así Casilda, que se niega a continuar sirviendo en la casa.
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