Al saber que una joven llamada Zelihan se ha quedado embarazada, Sila suplica a Boran que la salve de la muerte y la deje casarse. Sin embargo, todo cambia cuando la muchacha hace una dolorosa confesión: “No es el hombre que amo. Me violó y prefiero estar en una tumba antes que ser su esposa”. En ese momento, llega Süleyman, su hermano, trata de llevársela a la fuerza apuntando con un arma al líder de los Genco: “No perderé mi honor”.

Sila no duda en intervenir para defender a su marido sin saber la tragedia que va a desencadenar. “Si hubieras sido un buen hermano podrías haberla cuidado”, afirma. Al oír estas palabras, el joven acaba con su vida de un disparo en la sien. A la mañana siguiente, Zelihan desaparece y Firuz asume la responsabilidad: “Está donde corresponde por ley. Se la entregué a su familia y ya está casada”.

Azad cuenta a Celil sus planes para huir

Azad comparte con Celil sus planes de fuga a Estambul y le pide que no diga nada. “Si hacen eso será mi sentencia de muerte”, comenta intranquilo el señor. Por eso, su hijo trata de tranquilizarlo: “Sila es rica y tiene gente que puede protegernos. Nos iríamos todos y viviríamos felices”.

Los medios siguen apostados en la casa de los Genco y Boran para tratar de proteger a su esposa, la lleva a la casa de campo. Por eso, los periodistas buscan a los Sönmez y consiguen que les cuenten por qué dieron a Sila en adopción a los Özdemir. Más tarde, pasean por el pueblo y varios vecinos, sobornados por Cihan, les cuentan toda la historia: “Se casaron por la tradición de intercambio de novios. Ella no lo sabía, pensaba que era la boda de su hermano”. No todo son desdichas. Dilan gana un concurso de poesía y decide entregarle el premio de 500 liras a Celil. “Has trabajado muy duro para educarme”, dice.

Llega el día del compromiso entre Ibrahim y Gulsun, la hermana de Abay, y Boran acude acompañado de Sila. La prensa aprovecha para acercarse a ella y la asedia a preguntas: “¿Es cierto que está prisionera aquí? ¿Hay todavía asesinatos por la tradición?…”. Para sorpresa de todos, la joven se detiene y hace sus primeras declaraciones: “Estoy donde quiero estar. Aquí nací y tengo a mi lado al hombre que amo”.