Hünkar se presenta al día siguiente en el despacho de Jülide para pedirle que no tenga en cuenta el intento de huida de su hijo, pues teme que tome represalias en su contra por lo que hizo. La señora le ofrece una caja de bombos con monedas de oro en su interior.

La fiscal entiende el soborno como una falta de respeto a su trabajo: “Si piensa que soy una persona sin ética está muy equivocada. No permitiré que venga aquí a intentar comprarme”. Tras alterarse, Jülide se desploma en el suelo de su despacho. Alertado por el ruido, el guarda de seguridad entra y revela que Jülide es diabética y necesita su insulina para reponerse. Sabahattin se hace cargo de lo ocurrido, mientras que Hünkar se marcha de la ofician con la caja de dulces.

Un duro golpe para Müjgan

Entretanto, Yilmaz aprovecha que Züleyha está sola en el rancho y se cuela dentro de la casa saltando el muro exterior: “Te acepto con Adnan y el bebé que llevas en tu interior. Ya sé que te casaste don Demir por obligación. Vente conmigo, podemos ser una familia”. La joven, aunque duda, termina negándose ante tan deseable petición, pues no quiere hacerle daño a Müjgan: “No podemos construir nuestra dicha sobre la amargura de otros”.

Por otro lado, Fekeli visita al padre de Müjgan en Adana. Su idea es ofrecerle comprar el hospital para que pueda saldar sus deudas. Sin embargo, todo sale mal y el médico termina disparándose en la cabeza, agobiada por todo el dinero que debe. Ali llama a su ahijado para darle la terrible noticia. Yilmaz, que estaba a punto de decirle a Müjgan que quería separarse, decide seguir al lado de su esposa y acompañarla en tan duros momentos.