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El chef Alberto Chicote es de esas personas que te quedarías escuchando horas, y es que el madrileño tiene para contar varias vidas en una. Ahora es archiconocido dentro y fuera de nuestras fronteras, pero hubo un tiempo en el que, a pesar de su fama dentro del mundo culinario, el gran público no sabía quién era. Aquello cambió con la llegada a sus manos del proyecto 'Pesadilla en la cocina', que aun con sus dudas y reticencias, fue todo un éxito televisivo. Ahora queda poca gente que no sepa quién es, algunos por sus dotes en la cocina y otros por su fuerte carácter, pero lo que es cierto es que no deja indiferente a nadie, como tampoco nos dejó indiferentes una entrevista que concedió recientemente al podcast 'Tengo un plan', donde contó una de sus historias más desgarradoras de juventud, cuando apenas empezaba en la veintena: "Vivía en un cuarto que había encima de una residencia de ancianos", ha confesado.
A principios de los años 90, mucho antes de que llegara la tele a su vida, Alberto Chicote decidió que quería ver mundo, y buscándose la vida acabó en Suiza, un país donde pasó algunos de sus mejores momentos, pero también algunos de los peores. Tanto fue así, que por ellos le tocó volver a España y ponerse en manos de profesionales: "Siempre digo que esto fue un punto de inflexión en mi vida, fue en el año 1991, o principios del 92. Estaba trabajando en Suiza, me pareció que ver mundo era buena idea y me fui para allá. Pero me entró una depresión de puta madre", empezó contando con crudeza.
Alberto Chicote se sincera sobre su depresión en Suiza: "Intenté sobrepasarla yo solo"
Chicote no es de los que suela compartir abiertamente su vida más privada, pero hizo una excepción esta vez contando cómo vivió sus problemas de salud mental: "Las pasé putísimas, pero de verdad. Yo solo, viviendo en una residencia de ancianos. Bueno, vivía en un cuarto que había en lo alto de una residencia de ancianos, porque como allí no le podían dar habitación a las personas mayores, pues alquilaban el piso de arriba a gente más joven que podía subir las escaleras. Tenía una habitación con una terraza preciosa, mirando a un lago, pero claro, inaccesible para una persona mayor. Estaba muy cerquita del restaurante en el que yo trabajaba, y la verdad es que nunca he sabido muy bien por qué me entró aquel desastre tan grande, porque yo me lo pasaba de cine, me encantaba el trabajo que tenía, tenía amigos allí... y lo pasé muy bien, pero de repente me entró una depresión enorme, intenté sobrepasarla yo solo allí, luego también con ayuda médica, pero no fue posible y me tuve que volver. Evidentemente, tuve que recurrir a alguien que me echase una mano. Tardé dos años en salir del agujero, y digo salir del agujero porque lo era. Un agujero profundo y oscuro de cojones", se ha sincerado.
Alberto no ha dudado en contar cómo se gestó su depresión, con unos signos que le aparecieron de repente y que no podía controlar: "Sobre todo pensaba que me moría. A mí me dio, no por pensar, me dio por saber que me estaba muriendo. Todo el rato, sin parar. Un tío de 21 ó 22 años... y tenía el convencimiento absoluto de que si un día me dolía la cabeza es que tenía un tumor, que me iba a morir, que me quedaban dos días... así me tiré dos años. Siempre he dicho que ese es el punto de inflexión más importante de mi vida. El Alberto Chicote de antes de eso y el de después, no digo que sean completamente diferentes, pero desde luego sí te cambia el prisma de las cosas. Yo empecé a ver las cosas de un modo diferente. ¿Mejor? ¿Peor? No sé, pero diferente sí, porque pasarte tanto tiempo con ese convencimiento de que tu último día es hoy es terrible. No se lo deseo a nadie. Se pasa de pena", reveló.
Alberto Chicote confiesa que necesitó ayuda profesional para superar su depresión: "No es una cosa para tomársela ni a broma ni a chiste"
El cocinero, que recientemente compartía la receta secreta de sus croquetas más demandadas, ha roto una lanza a favor de todas las personas que conviven con problemas de salud mental, porque sabe lo que se sufre, pero también ha querido poner el foco en que se puede salir de ese 'agujero': "Gracias a la ayuda tanto profesional como personal de todos aquellos que siguen estando aquí pegaditos, salí de ese agujero. Seguramente el peor en el que he estado y en el que no quiero volver a estar nunca. Yo sé que cuando hablamos de las enfermedades mentales muchas veces hablamos de cosas que les pasan a otros. Yo cuando hablo de lo mío, sé lo que me toca. Cualquiera que atraviesa un momento así en su vida... ojito. No es una cosa para tomársela ni a broma ni a chiste".
"Sé que es un tema que se toma de un modo recurrente, porque parece que ahora tener en cuenta las enfermedades mentales es algo como que está muy en boga, y me parece muy bien que se hable de todo ese tema, pero no que se banalice, porque no es nada banal", ha señalado, y afirma que la salud mental es tan importante como la física: "Hay que darse cuenta de que una enfermedad mental está a la altura de muchísimas enfermedades físicas, de las cuales tenemos un miedo atroz. No puedo poner nombres ni equiparar porque no pertenezco al cuerpo médico y sería injusto, pero desde luego yo nunca lo he pasado peor".
