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Después de imponerse sore los 30 bailarines que han pasado por la escuela y 91 días de encierro, la ganadora de los 30.000 euros para una beca de formación solo piensa estar con su madre, la sopa ucraniana que cocina para ella y los helados. "La persona que entró en la escuela no es la misma que sale", asegura Wondy.
¿En qué momento has pensado que podías ganar?
Desde el primer momento todos los concursantes dudamos de nosotros mismos, hasta que das el primer paso y te das cuenta de que esto va en serio. Y entonces tienes que ponerte clara la meta. Las primeras semanas fueron muy duras pero tenía claro que tenía que llegar hasta el final.
Has dedicado tu última actuación a tu padre fallecido.
Llevaba tiempo pensando en reservar esta pieza para la final si llegaba. No ha pasado mucho tiempo y más que tristeza y dolor le guardo mucho cariño y respeto. Esa mezcla de emociones me ayudó a estabilizarme y conectar conmigo misma.
¿Cómo definirías tu trayectoria en la escuela?
Entrar fue toda una sorpresa entrar. Y siempre que llego a un sitio nuevo me dan ganas de analizar la situación. Soy realista y a la vez perfeccionista y muy crítica conmigo. Para mí fue duro arrancar, me sentía insegura y tenía claro que para soportar la convivencia teníamos que hacer una piña, porque si no no tirábamos para adelante. Nos podía la presión y el esfuerzo, por eso debía encontrar la paz mental que me ayudara a creer en mí misma y a confiar en mi manera de pensar, bailar e interpretar. Me hice más trabajadora y perfeccionista para sentirme más satisfecha con mi trabajo.
¿Echaste de mano a alguien en el grupo de los finalistas?
El arte es muy relativo, cada uno opina de un modo. Pero a la final debía llegar aquel bailarín que destaque por su versatilidad, que sea completo y no solo que domine todos los estilos, también su inteligencia emocional, algo que nos han enseñado en la escuela. Y luego está el juego del público, que decide quién se queda porque le llega más. Quizá por eso alguno se haya quedado.
¿Alguna expulsión injusta?
La primera, Belén, una bailarina excepcional con carácter, ilusión y técnica increíbles.
Tu pareja en el concurso, Adrián, también llegó a la final. ¿Estás a favor de que el concurso sea en parejas o individual?
Cuando nos dijeron que competíamos en parejas vi algunas cosas buenas y otras malas, pero es verdad que Adrián es un bailarín estupendo, una persona muy bonita y un coreógrafo excepcional. Gracias a él mi paso por fama ha sido más fácil y llevadero. En la etapa final me ponía un poco tensa al dejar de estar con él, me volvieron las inseguridades e incluso valores como persona.
¿Y qué va a pasar ahora con tu vida?
Desde luego no me esperaba llegar hasta aquí. No tengo ni idea qué va a pasar. Necesito un tiempo para estudiar mis posibilidades y esperar. Presiento que después de todo lo que he vivido y aprendido voy a ser muy diferente. Es cuestión de tiempo y a mí me gusta que las cosas fluyan. Hasta ahora los trabajos me han surgido de forma natural [daba clases en una academia en Terue] pero lo más inmediato, lo que me apetece es estar con mi madre en su casa de Alicante.
¿Cómo has vivido el encierro?
Al principio estuvimos unos días sin cámaras pero cuando empezaron a grabar estábamos pendientes todo el rato. Era chocante, pero luego nos dimos cuenta de que no era tan dramático. Solo había que ser consecuente con lo que cada uno dijera. Esa felicidad y ese compañerismo eran auténticos. Pero igual en algún momento alguno estaba enfadado y no hablaba por no herir al otro. Si hubiéramos estado 24 horas expuestos nos habríamos simpatizado tanto entre nosotros. Estar aislados ha sido durísimo, es como vivir en un mundo paralelo y confuso, sabes que los tuyos te vigilan pero no conoces la realidad… Cuando entré en Fama mi madre se fue a Ucrania porque mi abuela estaba en el hospital, y estuve mucho tiempo sin saber nada de ella.
Ya en el casting dudabas sobre el programa. ¿Por qué?
Todos los bailarines que hemos participado confiábamos es que fuera un programa honesto y una aprendizaje sincero de arte, en estado en puro, pero también teníamos miedo de que se convirtiera en un reality, pero se ha mantenido en su línea y nos ha cuidado mogollón.
¿Has hablado de algún proyecto con los profesores?
Gracias a ellos he conocido formaciones más especializada. Iker [Carrera] tiene un proyecto que me interesa. Tengo que analizar bien todas las posibilidades, y me gustaría estar entre Madrid y Barcelona. Pero antes tengo que descansar, ir a la playa, tomar sopa ucraniana y helados.
La triunfita Ana Guerra cantó El remedio.
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