Eduard Fernández y Álvaro Cervantes sobreviven a un accidente nuclear en ‘La Zona’

Su objetivo ha sido trasladar el accidente de Fukushima o Chernóbil al norte de España. “Llevarlo a un entorno cotidiano en el que, después de un accidente, las reglas y los roles sociales se dan la vuelta”, dice Jorge Sánchez-Cabezudo.

Concretemente la historia se ha ambientado en Asturias aunque la inexistencia de centrales nucleares en la región ha llevado a los directores y al equipo a tener que crear “un puzzle de localizaciones”.

En él aparecerá Asturias, el parque de la Naturaleza de Cabárceno, en Cantabria, y algunas localizaciones de Madrid.  “Lo que queríamos era rodar con ese paisaje e, incluso, con el paralelismo de la mina en algunas tramas de la serie, centrándonos en que unos paisajes tan bellos pueden estar contaminados, lo que genera ese punto inquietante que queríamos darle a la serie”, ha indicado Sánchez-Cabezudo.

La primera temporada de La zona estará compuesta por ocho capítulos de 50 minutos, pero los guionistas ya trabajan en el tratamiento de una segunda entrega. Por su parte, Movistar no se pronuncia hasta que se vea cómo responde el espectador.

Los capítulos se van rodando al tiempo en dos sets distintos y con todos los capítulos mezclados. Parte del segundo capítulo se desarrolla en El mercado de la Romana, en pleno barrio de Villaverde, a las afueras de Madrid y bajo un puente de la carretera de Andalucía, donde se ha improvisado un mercadillo ambulante.

Simula el área de una ciudad como Gijón, situada cerca de la zona de exclusión. Un núcleo obligado a crecer hasta un 25% más para acoger a la gente que ha tenido que abandonar sus hogares por la contaminación y que ha perdido todo lo que tenía.

En este mercado de realojados se revenden cosas de las casas desvalijadas en la zona de exclusión y a veces la gente viene a comprar sus propias pertenencias. La zona no habla tanto del accidente nuclear como de quién se beneficia tres años después.

En una apuesta por la modernidad y nuevas narrativas, la serie está grabada en 4K y Dolby, pretende llevar a los espectadores a una nueva experiencia donde también pueda participar por medio de podcast y juegos y así ampliar el mundo de los fans.

La ficción promete hacer partícipe al espectador de las decisiones morales que tienen que tomar los personajes. La idea, poco a poco “ha ido sumando y creciendo” afirma Jorge Sánchez-Cabezudo y “tiene un poco de road movie, cada capítulo te presenta un universo nuevo”.

Héctor es el inspector de policía interpretado por Eduard Fernández, que tiene “un pollo importante en su vida personal porque tengo una ex mujer (Emma Suárez) y una novia (Alexandra Jiménez), una hija (Marina Salas) y un pasado tortuoso porque mi hijo ha muerto en el accidente nuclear”.

Eduard Fernández y Álvaro Cervantes  mantienen en este thriller una relación paterno-filial tras haber sido éste su mentor y haber mantenido una relación ya inexistente con la hija del inspector.

Álvaro Cervantes declara que el rodaje “está siendo bastante intenso” al realizarse íntegro en espacios naturales, por lo que señala que la serie “es muy rica a nivel visual” y que, por tanto, “el guión no dejará tregua al espectador”.

Y lo dice por experiencia, ya que asegura que cuando empezó a leerlo le cautivó la historia y la propuesta de tener que interpretar a un personaje “con claros y oscuros, con dilemas morales y con una dimensión y un recorrido a lo largo de la historia que suponen situaciones muy ricas para un actor”.