Viajar en verano es una de las actividades más deseadas, esperadas y bienvenidas del año. Nos ayuda a desconectar de nuestros trabajos y contribuye a establecer vínculos entre los compañeros de viaje.
El psicólogo Andrés Córdoba de Blua de Sanitas apunta los numerosos beneficios que nos aporta viajar: “Fortalece las relaciones con las personas con las que compartimos el viaje, mejorando también nuestra autoestima; aumenta la creatividad, al estar relacionada con la neuroplasticidad, que es potenciada por nuevos ambientes y experiencias; y, además, los efectos positivos de viajar no sólo se sienten durante o después del viaje, sino que la anticipación del viaje incrementa el bienestar”.
Estudios revelan que estas experiencias son muy valoradas por la parte de nuestro cerebro que regula las emociones y la memoria porque ayudan a crear recuerdos irreemplazables que dan forma a la identidad de cada uno de nosotros.
En los mayores mejora el estado cognitivo
Ir de viaje aporta ventajas para todas las edades. Según David Curto, responsable de gestión asistencial de Sanitas Mayores, “los recuerdos generados y las emociones son beneficiosos para el estado emocional y cognitivo del mayor”. También, viajar previene la depresión en las personas mayores.
¿Y viajar solos? Ayuda a reconectarnos
Emprender un viaje en solitario es una opción personal que nos ayuda a vivir experiencias nuevas que pueden propiciar un mayor bienestar mental: nos permite disfrutar del silencio y contribuye a reconectarnos con nosotros, también nos ayuda a desarrollar habilidades sociales, relacionarnos más, ser más tolerantes y a ver el mundo con otros ojos.