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Desde que las imágenes del príncipe heredero de Dinamarca, Federico, con la actriz y socialité mexicana Genoveva Casanova por las calles de Madrid vieran la luz, la diana ha estado puesta en la actividad de cada uno, y aunque Genoveva sí ha podido 'desaparecer' en un retiro en San Sebastián para alejarse de todo el ruido, las agendas oficiales del matrimonio danés les han hecho imposible dejar de estar en el ojo del huracán. De hecho, la actitud tanto de Federico como de Mary Donaldson ante las cámaras se ha escudriñado hasta en el más mínimo detalle, y lo que no se puede negar ya es la tensión que hay en esa pareja.
Si nada más saltar la noticia los príncipes hacían de tripas corazón mientras ejercían de anfitriones para los reyes Felipe y Letizia, y aún así llamaba la atención la frialdad y el distanciamiento de Federico y Mary cuando más debían mostrarse unidos, la reaparición de ella no ayudó, pues su gesto tenso la delató... y su última aparición juntos lo ha vuelto a hacer.
Ha sido en una reunión junto al embajador climático de Dinamarca, Tomas Anker Christensen, donde se han vuelto a dejar ver juntos, antes de que éste comparezca en la cumbre climática mundial que se celebrará en diciembre en Dubai. Ha sido la Casa Real de Dinamarca la que ha querido publicar fotos de este encuentro en su Instagram oficial... pero incluso en unas fotos tan medidas y estudiadas ha sido imposible esconder el gesto tenso de Mary. También los brazos cruzados sobre la mesa de Federico, que se puede interpretar como un simple gesto de comodidad al apoyarse en la mesa, pero también como 'autodefensa' para ocultar inseguridad, o también para relajar el estrés.
Por otro lado, también nos ha llamado poderosamente la atención la postura de ella en la silla que, aunque se muestra echada hacia delante en señal de interés en la reunión, prefiere 'inclinarse' hacia su derecha, ampliando aún más el espacio que la separa de su marido. La situación de puertas para adentro es todo un misterio, pues la Casa Real, con la reina Margarita al frente, ha cerrado filas sobre lo que consideran su "vida privada", aunque para opinar ya está, literalmente, el resto del mundo.
A día de hoy nada se sabe de cómo terminará esta situación, aunque si algo tienen seguro muchos analistas y opinionistas es que lo más probable es que no se lleguen a divorciar, especialmente desde que salieran a la luz las severas capitulaciones matrimoniales que firmó Mary durante su segundo embarazo, por las que no podría pedir ninguna indemnización, o ni siquiera fijar su residencia en Dinamarca, así que disolver su matrimonio no es algo que, por el momento, estuviese dispuesta a hacer especialmente por sus hijos.
