Kate Middleton ha ido depurando su estilo, pero mucho menos que Charlene, la prometida de Alberto de Mónaco. La prometida del príncipe Guillermo siempre ha destacado por un cuidado “look” clásico y sencillo. Se permite acertados toques de color, pero es frecuente que recurra a tonos pastel y neutros. Todo lo que Kate se pone se convierte en moda al instante, lo que ha desatado la “katemanía”.
Basta recordar que en sólo un día se agotó el vestido de Issa de 539 euros que lució en su compromiso, y lo mismo sucedió con un trench de Burberry de 740 euros que usó en otro acto. Y más aún, las versiones “low cost” de sus prendas se agotan al instante.
La prensa inglesa apunta a que ahora que tendrá que prodigarse más estaría buscando quien le asesore de forma profesional. Se habla de Emily Sheffield, hermana de Samantha Cameron, que podría ocuparse de los trajes que lleve en su primera visita oficial como casada a Canadá. También se habla de la diseñadora Amanda Sheppard, amiga del príncipe Guillermo y novia de Brian Ferry, y de Nikki Pennie, amiga de Kate que tiene entre sus clientes a Madonna. En cuanto al cabello, lo prefiere suelto.