Tamara Falcó sigue en una nube desde que el pasado 8 de julio celebró su boda con Íñigo Onieva. La marquesa de Griñón ha presentado su segunda colección cápsula junto a la firma Pedro del Hierro en la Mercedes Benz Fashion Week Madrid y allí ha hablado de moda, pero también ha hecho balance de sus primeros meses de casada. "Es igual pero mejor que antes, se parece bastante pero hay algo especial, es el sacramento. Hay una unión especial", ha dicho con una sonrisa de oreja a oreja. También ha confirmado la exclusiva que ha publicado Diez Minutos: ella e Íñigo han retomado el tratamiento de fertilidad que comenzaron antes de casarse. "Los médicos me dicen que soy una chica sana, el factor más importante es la edad. Lo del tratamiento es una forma de asegurarnos de que todo va bien", ha explicado Tamara, que afirma estar "cero abogiada" y que cuando tenga que llegar el bebé llegará.

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Desde que se dieron el 'Sí, quiero', la pareja reside en la casa de Isabel Preysler del Puerta del Hierro pero Tamara espera que muy pronto puedan instalarse en su nuevo hogar. "Nos hemos instaldo en casa de mi madre porque tenemos que supervisar la obra de la casa nueva, que ya está casi acabada. Estamos desando mudarnos a nuestra casa", algo que esperan hacer antes de Navidad. "Nochebuena será en familia pero espero ya tener mi casa", ha dicho Tamara, que explica que faltan las cortinas y algunos detalles para la terraza, pero que ya está todo prácticamente listo.

A Tamara le han preguntado cuál de los dos hace el desayuno. "Íñigo no desayuna, así que en ese aspecto lo tenemos muy fácil", han dicho entre risas. Sobre cómo reparten las tareas de la casa, también lo tienen fácil. "La verdad es que los dos somos muy ordenados y tenemos a alguien que nos ayuda", ha explicado.

El nuevo hogar del matrimonio cuenta con dos habitaciones. Una para ellos y otra, de momento, para invitados aunque "Íñigo la quería de estudio. No tiene decoración infantil, está por si viene alguien". Sobre si era la habitación de su primer hijo o tendrán que mudarse, Tamara lo tiene claro: "La divina providencia nunca ha abandonado a sus pajaritos, ya vivieremos dónde tengamos que vivir".

Tamara es la viva imagen de la felicidad y afirma que no imagina la vida sin Íñigo, a pesar de que ya han surgido algunos roces entre ellos. "Alguna peleita hemos enido, pero también tiempo para reconcilarnos. Según Íñigo, él perdona antes", ha confesado.