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Tamara Falcó no se libró de 'cobrar' en 'El Hormiguero', y su azote fue su propia madre, Isabel Preysler. La última visita este jueves de la socialité al programa de Pablo Motos estuvo plagada de momentos de lo más simpáticos, como su pulla a Mario Vargas Llosa, y también de lo más emotivos, como cuando habló de la enfermedad de Miguel Boyer. La vimos hablar con soltura sobre temas de actualidad y, por supuesto, promocionó su nuevo docurreality de la mano de Disney +, 'Mi Navidad'. Pero sin lugar a dudas lo que más llamó la atención fue que hablara de su familia y en especial de su hija allí presente, Tamara Falcó.
La filipina comenzó su entrevista con un primer 'dardo cariñoso' a la marquesa de Griñón, y es que dejó claro que la ve cada vez que sale en televisión... pero también apuntó su crítica más recurrente: "Siempre le digo que tiene que intervenir más". Durante la tertulia, Isabel también quiso quedarse y sentarse al lado de su hija, que afirmó que se sentía "como cuando iba mi madre al colegio y no sabía lo que le iba a decir mi profe, pero esta vez lo he visto en vivo y en directo... pero bien". "Menos mal", respondía Isabel aliviada.
Tras escuchar cómo su madre y su jefe criticaban su boda con Íñigo Onieva sin piedad, la propia Tamara desveló otro de los detalles que siempre le critica su madre: "Hoy cuando veníamos, que estaba yo un poco nerviosa, me decías 'es que gesticulas mucho'", una crítica a la que se sumó Pablo Motos, que desveló que cuando Tamara no quiere hablar de algo bebe mucha agua, y también Cristina Pardo: "Cuando se pone más nerviosa se mueve mucho y yo miro la taza... que cualquier día le da y sale volando", dijo con humor.
La pobre Tamara 'cobró' por todas partes, es que, por el gesto de Isabel, parece que no le hizo ninguna gracia que, al hablar de la nueva prohibición que prepara el Gobierno sobre fumar en las terrazas de los bares, su hija desvelara que ella fumaba. "Hace 40 años que no fumo", se justificó Isabel, ante lo que Tamara no se cortó: "Yo tengo 42 y me acuerdo"; "Bueno, pues 30", se corrigió Isabel un tanto exasperada. A pesar de todo, ambas se lo tomaron con muchas risas, con lo que los 'piropos envenenados' al menos quedaron impregnados de una pátina de sentido del humor.
