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Ana Rosa Quintana y su marido, Juan Muñoz, han vivido un momento 'tierra trágame' a su llegada a la preboda de Constanza Villar-Mir y Daniel Cruz en Sevilla. El enlace de la hija del empresario Juan Villar-Mir de Fuentes, ex presidente de la constructora y promotora OHLA, ha reunido en la capital hispalense a un gran número de caras conocidas, como Bertín Osborne o la presentadora de 'TardeAR' y su marido. Para recibir a sus invitados, un día antes del enlace, la pareja organizó una cena preboda en uno de los locales de moda de la ciudad, y fue a su llegada cuando Ana Rosa y el empresario protagonizaron un divertido momento, que dejó al descubierto el lado más desconocido de Juan Muñoz. El sevillano siempre suele quedarse en un segundo plano y no suele hacer declaraciones, pero en esta ocasión hizo varios comentarios que provocaron la risa de los periodistas.
Como puedes ver en el vídeo arriba, el matrimonio comentaba cómo debían colocarse para posar para la prensa antes de pasar al restaurante y Juan le hace un esponténo comentario a su mujer. "Pero si me ha dicho la señora que lo hagamos aquí. Yo soy muy... Muy bien mandado. Muy bien mandado", comentaba divertido a los micrófonos de Europa Press.
En ese momento pasó una persona que le dijo Ana Rosa que ella sabía que marido era malagueño, a lo que la periodista le corrigió: "No, no, es sevillano". Al escuchar a su mujer, Juan reaccionó y en tono gracioso añade: "Deja a la señora, hombre. Pero me gusta mucho Málaga. Me gusta mucho Málaga".
Ana Rosa Quintana lanza un piropo a su marido
Pero ahí no acabó la cosa. Alguien pasó y piropeó a la presentadora diciéndole que estaba muy guapa. Situación que ella aprovechó para contestar y sacar los colores a Juan. "Ay, muchas gracias... El marido está guapo", contestó ocurrente.
Momentos después, el matrimonio pasó dentro del local donde se reunión con otros invitados como el cantante y presentador Bertín Osborne. El ex de Gabriela Guillén asisitó a la preboda de Constanza Villar-Mir y Daniel Cruz, pero no pudo asistir a la boda, celebrada al día siguiente en la parroquia de Santa Ana en el barrio de Triana, porque tenía que asistir al funeral de su mejor amigo, Ignacio Arizon, al que le unía una amistad de más de medio siglo y al que consideraba "el hermano que nunca tuvo".
