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Maite Galdeano lleva un verano muy complicado en lo personal, y es que no ha podido evitar que salgan a la luz sus trapos sucios y sus problemas de convivencia con su hija. Desde que Sofía Suescun decidiera que se tenía que ir de su casa por sus "celos tóxicos e irracionales", además de mostrar una actitud muy acaparadora con ella -tal y como dijo en su reciente entrevista en 'De Viernes'-, la ex gran hermana ha estado dando tumbos por diferentes casas hasta que ha decidido asentarse en el piso que tiene en Murcia. Maite siempre ha defendido que no podía mantenerse sola, a pesar de que no ha parado de trabajar en televisión como colaboradora, una versión que desmentían sus propios hijos, que aseguran que simplemente gastaba el dinero de su hija para no gastar el suyo porque es "muy ahorradora". Y, al final, toda esta tensión familiar le ha terminado pasando factura con un susto de salud.
Era la tarde dle miércoles 16 de octubre cuando el programa 'Ni que fuéramos' lanzaba el bombazo: Maite había tenido que acudir a las urgencias de un centro médico de Cartagena, concretamente el Hospital General Universitario Santa Lucía, tras sufrir un desmayo en plena calle a media tarde. Hasta allí llegó, según contaron, con una chica rubia. Se desconoce si era amiga suya o si era una mujer que la vio por la calle y decidió acompañarla al médico, pero lo que queda claro es que Maite no llegó sola. Y la cosa no acabó ahí: "Entró muy nerviosa y solicitando estar en una habitación sola porque es 'muy famosa'", dijeron en el programa que no paraba de repetir la colaboradora. De hecho, al parecer, tuvieron que atenderla en la unidad de psiquiatría "porque estaba diciendo cosas poco coherentes".
Maite Galdeano quiere "ayuda psicológica"
Los problemas de Maite vienen de muy atrás. Unos problemas que el propio Kiko Jiménez, su yerno, desveló en televisión harto de la situación que se estaba viviendo en la casa, pues la falta de privacidad por la presencia y la actitud de Maite con Sofía le estaba empezando a pasar factura a la pareja. Galdeano estalló contra él, pero al recibir la noticia de que debía irse de la casa por petición de su hija, parece que entró en razón: "Me arrepiento de las barbaridades que he podido decir en un momento determinado de enojo. Pido perdón. Me da igual ya el dinero porque lo primero es mi familia", explicó Maite públicamente, y añadía que tomará ayuda psicológica "porque la necesito".
