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¿Ganas de Nochebuena? Desde la última, yo he aprendido que antes de dar la bienvenida a las Navidades en familia, es necesario ir armado. En cualquier momento pueden volar los cuchillos, especialmente si frente a frente se encuentran mi madre y mi abuela. El motivo acerca del que discutir puede ser cualquiera, desde si la vajilla es de Talavera o de la Cartuja de Sevilla o si las recetas escogidas han sido las adecuadas.
En las últimas fiestas, mi madre dio de nuevo con el haba de su roscón: la habilidad para los comentarios desagradables de su suegra al respecto de la organización de las comidas que organizamos en casa. En este caso la disputa vino dada con motivo de la decoración de la mesa y bajo el pretexto de que la mesa había sido preparada con poco gusto y sofisticación, mi abuela colmó su paciencia. Definitivamente mi madre se propuso que esta situación no se repetiría ni una vez más.
Una mesa decorada al detalle
Mi madre se ha sumergido en el catálogo de Ikea con el fin de dar con aquellos detalles que salvan la mesa de las peores críticas. Cada pasillo de la tienda se ha convertido para ella en una lluvia de ideas: centros de mesa, manteles, servilletas, y ese sinfín de objetos que prometen salvar la mesa de la maledicencia. La ha recorrido de un lado a otro, anotando mentalmente lo que podía funcionar, y su selección ha terminado con cinco artículos por menos de 5 ideales para dar un toque más navideño a nuestras celebraciones.
Para empezar, se hizo con servilletas decorativas. A la mesa añaden color y personalidad sin esfuerzo y cada motivo, cada estampado, devuelve el espíritu de las Navidad incluso a los ojos más críticos de la familia.
Además, van mucho más allá de lo estético: son servilletas de alta absorción, que pueden soportar cualquier derrame inesperado sin comprometer la limpieza ni la presentación de la mesa.
Por si este diseño no te convence, mi madre incorporó este otro pensando en Nochevieja. Las cualidades de las que goza son las mismas, solo que en rosa, se vuelven más dulces y acogedoras.
Es por todos sabidos que en este tono tan romántico, la ternura y la alegría se sirven con las gambas y son el complemento ideal a verdes, dorados y blancos, los colores tradicionales de la Navidad.
Y mi madre que siempre dice que la presentación lo es todo, se dejó encandilar por una bandeja navideña perfecta. No se trata solo de un soporte para los platos: es el corazón de la mesa, el escenario donde se exhiben las delicias que reúnen a la familia.
No solo destaca por un tamaño óptimo, sino que además resiste el paso de las Navidades sin perder elegancia. Lo que la conquistó fue su versatilidad y su estilo perfecto para estas fechas, lleno de detalles sutiles que aportan calidez y un toque festivo sin saturar la decoración.
Además, dio con un objeto de lo más original: este árbol de papel en verde oscuro es de lo más curioso. Se despliega fácilmente para colocarlo en la mesa, la estantería o incluso encima de la tele, y cuando las fiestas se acaban y llega el momento de guardar todo, se pliega hasta quedar completamente plano.
Para mi madre, esto significa que cada Navidad puede reutilizarlo sin esfuerzo, manteniendo la decoración impecable y ordenada año tras año. El verde, color de la temporada en los catálogos de la decoración, llena de alegría y calidez cualquier estancia, en este caso sin complicadas instalaciones ni largas horas de decoración.
Con el fin de que, por supuesto, su suegra no confunda el agua con el vino y la medicación haga el resto, mi madre ha añadido estos posavasos. Sus diseños navideños son tan pintorescos y distintos entre sí que es imposible confundirse de bebida.
Además son muy funcionales: no solo dan el toque a la mesa, sino que encima protegen la madera de los vasos y copas. A veces solo hace falta un pequeño gesto para que se acaben las discusiones innecesarias
Y así, entre compras inteligentes y detalles pensados al milímetro, mi madre no solo ha preparado una Nochebuena perfecta, sino que ha demostrado que la Navidad puede ganarse con un poquito de estrategia, creatividad y elegancia. Porque al final, no se trata solo de la comida o la decoración: se trata de hacer que hasta el más escéptico de los miembros de la familia se sienta impresionado. Chúpate esa, abuela.
Juan Sáez es experto en cultura pop, crónica social y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos sociales y culturales bajo una mirada crítica y comprometida. Lo que Carrie Bradshaw habría sido si, en lugar de subirse a unos Manolos, se hubiera comido una caja de seis.
Licenciado en Periodismo por la Universidad Carlos III, analiza tendencias, historias y noticias desde el humor para que el lector ría y reflexione en una sola pieza. Ha colaborado en programas de televisión y crea contenido para redes, donde aporta análisis frescos e irónicos con un sello muy personal.
