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Sonsoles Ónega es de esas presentadoras todoterreno que puede contar las noticias en 'Y ahora Sonsoles' con la expresión más estoica, pero a veces, algunas historias, le tocan el corazón y no puede evitar emocionarse. A veces la emoción es de alegría, como le ocurrió recientemente al recibir un bonito reconocimiento en los Premios Mujer Fearless 2025, pero otras se muestra de lo más afectada: lo demostró al escuchar en su programa una dura historia de acoso escolar; también al conocer el drama del diseñor de Lorenzo Caprile; lo mismo le pasó al escuchar el de Pilar Vidal por sus inseguridades con su cuerpo, y la emoción también le embargó con la muerte del Papa Francisco y la anécdota que reveló en directo el periodista Antonio Pelayo, al que tiene especial cariño. Y una vez más estuvo a punto de soltar las lágrimas al entrevistar al querido humorista Marianico 'El Corto' este pasado lunes.
El artista, cuyo nombre real el Miguel Ángel Tirado, pasó por el programa 'Y ahora Sonsoles' para recordar algunos de los grandes momentos de su carrera y de su vida personal, pero también los dramas que ha vivido, como las muertes de grandes amigos cómicos como Pedro Reyes, el Señor Barragán o uno de los últimos, Arévalo, que fallecía el 3 de enero de 2024. "Echo de menos saber de ellos. Supongo que estarán bien. Ahora, en el cielo tiene que haber una marcha... Pero echo de menos a todos, compañeros y amigos, que han fallecido", revelaba entre lágrimas el humorista, emocionando también mucho a Sonsoles Ónega.
Sonsoles Ónega, al borde de las lágrimas con la muerte del padre de Miguel Ángel Tirado: "La gente no tiene la culpa de lo que le pase a un artista"
Momentos duros atravesamos todos, pero especialmente complicados son para los cómicos, que deben salir al escenario en momentos muy difíciles, como cuando Miguel Ángel recibió la noticia de la muerte de su padre unos instantes antes de subirse a un escenario: "Me llamaron de donde estaba él ingresado para darme la noticia de que había muerto. Me eché a llorar. El alcalde del pueblo me dijo 'déjalo, no tienes por qué actuar', y le contesté: 'La gente ha venido, son las fiestas y no hay por qué amargárselas'. Hice el espectáculo, no tan largo como solía hacerlo, unos 30 minutos, y cuando acabé me metí en el coche y mi representante me llevó a Zaragoza para estar con mi padre. La gente no tiene la culpa de lo que le pase a un artista", confesaba. "Hay que seguir", le respondía Sonsoles, sin duda, muy tocada por su historia, pero aplaudiendo su fortaleza de continuar y deberse al público en momentos tan complicados.
