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Susanna Griso no puede estar más feliz con Luis Enríquez Nistal, con el que, a pesar de llevar solo unos meses saliendo, ya tiene fecha de boda: el 25 de julio de 2026. Desde que él le pidiera matrimonio el pasado mes de octubre, poco antes del cumpleaños de la presentadora, ambos están de lo más ilusionados con los preparativos de un enlace muy esperado, y que tendrá lugar en la Costa Brava, un enclave ideal y con mucho significado para ambos. De momento, ya han desvelado que los padrinos los elegirán entre los hijos de ambos porque 'tienen muchos' donde elegir, y aunque la periodista aún no tiene vestido, lo tiene todo previsto: "He quedado con la diseñadora en febrero. Voy un poco justa, pero seguro que todo sale bien", contó recientemente. ¿Y qué pasa con los invitados y la organización de asientos?
Uno de los grandes quebraderos de cabeza de unos novios cuando organizan su enlace es la disposición de los invitados en las mesas. Siempre hay gente que no conoce a nadie, otros que no se llevan bien entre ellos, algún otro asistente que se queda descolgado de un grupo porque no cabe en una mesa... así que Susanna y Luis han tomado una determinación que hasta ahora se desconocía. La propia presentadora de 'Espejo Público' lo confesaba ante la Prensa al asistir al festival Starlite de Madrid este pasado 22 de diciembre.
La atípica organización en la boda de Susanna Griso: "No voy a tener mesas"
"No voy a tener mesas, que es lo que más pereza me daba. Va a ser una cosa bastante informal", decía Susanna, sorprendiendo a todos. Un detalle muy importante que convertirá el convite en algo de lo más atípico: un sencillo cóctel, pero con cientos de invitados (alrededor de 250, según dijo), ya que también dejó claro que iba a ser una boda bastante grande. Esta no es la primera boda de Susanna -que ya estuvo casada durante 23 años con Carles Torras, del que se divorció en 2020-, por lo que, a sus 56 años, ya sabe muy bien lo que quiere. Y parece que lo que quiere es no complicarse la vida, de modo que esta decisión tiene mucho sentido.
Las bodas son, cada vez, menos tradicionales y más personalizadas según los gustos de los novios, por lo que, aunque una boda de pie no es común, no deja de ser una decisión personal. Además, también puede tener muchas ventajas, y es que los invitados se interrelacionen mucho más, bailen y se diviertan.












