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Anabel Pantoja y David Rodríguez están viendo, por fin, la luz al final del túnel. A pesar de que hace ya 17 días su vida dio un giro de 180 grados y les sumió en una profunda tristeza por el problema de salud que llevó a su hija, Alma, a ser ingresada el pasado 10 de enero, después de mucho sufrimiento y momentos de tensión, parece que la pequeña remonta: la pasada semana ya pudo ser trasladada de la unidad de medicina intensiva a planta, lo que significaba la mejoría de la pequeña, y ahora, desde el entorno de Anabel, ya apuntan a que los próximos días pueden ser decisivos, y que gracias a la buena y rápida evolución, podría recibir el alta, como publica Hola.
Aún es pronto para lanzar las campanas al vuelo, pero los miembros cercanos a Anabel, y ella misma, tienen cada vez más esperanzas de que la pesadilla acabe más pronto que tarde. Según apunta ese entorno a la revista Hola, hay que hacer pruebas y ya se va contemplando la posibilidad del alta. De la misma manera, añaden al citado medio: "Esta semana se baraja darle el alta por su mejoría". Y es que apuntan que la evolución ha sido muy buena y ha dado grandes pasos.
Anabel Pantoja y David Rodríguez, más tranquilos por la buena evolución de su hija
La influencer y el fisioterapeuta han vivido pegados a su pequeña, de apenas dos meses de vida, durante todo su ingreso en el Hospital Materno Infantil de Gran Canaria, que se convirtió en el centro de operaciones de la familia: por allí han pasado los Pantoja al completo; la madre de Anabel, Merchi, ha estado horas y horas en el centro para lo que su hija y su yerno necesitaran, y también han pasado por allí buenos amigos de la pareja como Belén Esteban, Amor Romeira, Susana Bicho o incluso Raquel Bollo. Anabel, totalmente desaparecida desde que todo ocurriera, reapareció en las redes sociales con un importante comunicado, para después -cuando la pequeña ya se encontraba fuera de peligro- dejarse ver ante las cámaras que se habían trasladado hasta las puertas del hospital, y dejó ver su cara de preocupación. Ya sólo es cuestión de tiempo verla salir, quizá con su hija en brazos, y con la alegría en su rostro porque todo haya pasado.
