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Kiko Rivera está acostumbrándose a su nueva situación como hombre separado y padre soltero, y es que su vida ha dado un giro de 180 grados tras romper con Irene Rosales su relación de 11 años -9 de ellos casados-. El DJ está sumido en una transformación completa: se ha ido de la casa familiar a la que se mudaron en 2021 en Castilleja de la Cuesta (aunque se ha instalado en otro domicilio muy próximo para estar cerca de sus hijas y seguir formando parte de su vida diaria), ha cambiado de look, ha hecho borrón y cuenta nueva en sus redes sociales eliminando todos sus posts y empezando de cero, y ahora también está teniendo que acostumbrarse a no tener a su lado el apoyo de su pareja porque, aunque siguen presumiendo de buen rollo, ahora ambos están completamente solos, y eso afecta también a sus hijas, Ana (9) y Carlota (7).
Kiko Rivera sobre sus hijas: "Todavía tengo que mejorar"
Mientras llega la firma del divorcio, que podría estar muy cerca tras haber alcanzado un preacuerdo entre sus abogados (según las últimas informaciones publicadas), el DJ y la modelo hacen malabares con el cuidado de las pequeñas cuando están a punto de comenzar el colegio. Estos días, en las páginas de Diez Minutos, hemos visto las fotos de la escapada del artista con sus hijas a Huelva, y en las últimas horas, Kiko ha querido compartir en su Instagram el plan casero que ha hecho con ellas, y parece que es bastante consentidor a juzgar por sus palabras: "Piden las señoritas, y su padre pues se convierte en maestro pizzero", ha señalado mostrando los ingredientes de la pizza que les cocinó.
Tras acercarse al súper más cercano y hacerse con algunos ingredientes básicos (masa de pizza fresca, tomate frito, atún y queso rallado), Kiko compartió el resultado ya horneándose, y aunque no tenía mala pinta, asume que lo de cocinar aún se le resiste: "Todavía tengo que mejorar", afirmó, y es que no está acostumbrado a estar en los fogones: "Es la primera pizza casera que hago en mi vida. Siempre he sido de comprarla", reconocía. Eso sí, parece que a sus hijas les ha parecido todo un manjar. Kiko hizo dos pizzas, y tras preguntar a sus hijas al verlas y después al probarlas se llevó un 10. No te preocupes, Kiko: con la práctica viene la perfección.
