Zeynep y el resto de sus amigos son rescatados tras quedarse perdidos en alta mar. No obstante, deben hacer frente a un nuevo problema, cuando la policía les acusa de tráfico de personas. No solo ellos deben rendir declaración y demostrar su inocencia, pues el lío formado también salpica a Yadigar, a cuyo nombre está inscrito el bote en el que viajaba su sobrina y el resto.

Los agentes interrogan a todos los implicados uno por uno. Zeynep trata de hacerles ver a los oficiales que se trata de un error. “Por favor, tengo un hijo ¿Qué voy a tener yo que ver con el tráfico de personas? Solo estábamos pescando y nos perdimos”, señala mientras hace pequeños pucheros con la boca.

Un misterioso mensaje

La joven Taskin se siente muy culpable al ver a su tía en prisión por culpa de ella. “Si no me hubiera empeñado en recoger a esos refugiados nada de esto estaría pasando”, comenta con Fadik en la celda. Esta trata de animar a su amiga lo mejor que puede, aunque no encuentra las palabras indicadas para lograrlo.

Afortunadamente, todo se arregla y Fatih, junto con sus amigos y esposa son puestos en libertad. De regreso en su casa, recibe los mimos de Mukkades y Gülsün. “Qué bien que has regresado a tu hogar”, señalan ambas, poniéndose por primera vez de acuerdo entre ellas. La tranquilidad de Sekercizade se viene abajo cuando, de nuevo, recibe un misterioso mensaje que le pone contra las cuerdas. Agobiado, decide pedir ayuda a Mustafá: “Prepárate para una misión”.